Así como la antigua leyenda del “hombre de las nieves” que abordaba exploradores y alpinistas en las frías montañas, en México ha surgido una leyenda acerca de un particular y curioso habitante… Se trata de “Citla“, un perro mestizo que ha tomado como hogar la montaña del Pico de Orizaba y quien desde hace aproximadamente 9 o 10 años (edad que se le calcula) ha acompañado a todo ser que ose escalar la montaña.
¿Por qué es tan impresionante la vida de Citla? Por que el Pico de Orizaba, es la montaña MÁS alta de todo México, en la cual Citla habita a 4 mil metros sobre el nivel del mar, además que conoce la montaña como ningún otro guía, haciendo uso de 3 diferentes rutas y acompañando a los viajeros desde la parte media hasta la punta de la montaña a 5 mil 630 metros y por sino fuera suficiente, Citla, es capaz de identificar cuando un alpinista sufre “el mal de la montaña” y jamás los deja solos…
Citla, tiene su hogar en los 3 refugios que se encuentra alrededor de la montaña, donde sin duda, se ha convertido en uno de los animales más queridos y respetados de la zona.
El Presidente del Club Alpino de México, Delegación Serdán, Hilario Aguilar, relata:
“Hay gente que dice que el espíritu de un alpinista reencarnó en el perro, por que es muy especial que este animal, sin estar adiestrado, sepa las rutas y cuide a la gente y siempre guíe y proteja a los alpinistas”.
Otro dato interesante sobre Citla, es que aunque más de un viajero se ha encariñado con él, él jamás desciende de la montaña y mucho menos permite ser transportado en un automóvil, para él no hay dudas, el Pico de Orizaba es su hogar.
Hilario, agrega:
“Citla siempre ayuda a los escaladores. Si acampan a media montaña se queda con ellos y si están perdidos, los lleva al refugio y si se desvían de la ruta va por ellos y los lleva por la correcta…”
Es sorprendente como este adorable animal se ha adaptado a las condiciones de vida en la fría montaña, y tras los estudios que se le han realizado se determinó que su corazón es más grande que el de un perro normal, los cojincitos de sus patas se hicieron más grandes y su pelaje se engrueso para poder soportar las bajas temperaturas. Además Citla no come croquetas, sino sigue la dieta de cualquier alpinista: Pollo rostizado, salchichas, embutidos, atún, etc.
Como llego Citla a la montaña, nadie lo sabe con certeza, es un misterio pero se dice que cuando se mandó a realizar la obra del Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, un albañil llevo consigo a Citla, pero al momento de concluir la obra, el perro se negó a descender.
No hay duda que la nobleza de los animales, en particular de los perros, es infinita y que ellos eligen su hogar no donde se les pueda dar sino donde hayan la felicidad y Citla, lo halló en las montañas, dando un poco de sí a cada viajero y habitando permanentemente en la mente y corazón de cada uno de ellos.
Fuente: El Universal
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