Muchas personas sienten miedo cuando acaban de ser padres y se plantean como presentar al perro y al bebe, tenemos miedo de que el perro se ponga nervioso y le haga daño.
En este post queremos daros consejos para que esta experiencia no sea de miedo y sea segura y muy satisfactoria para todos.
PRIMER CONTACTO.
Debemos crear una relación sana y divertida tanto para el perro como para nuestro hijo. Lo primero que haremos es presentar a nuestro bebe al perro de manera totalmente natural. Sin miedo y con control.
EL perro debe tener acceso al bebé y la cuna. Esto quiere decir que tenemos que permitirle acercarse a oler siempre y cuando lo haga de manera correcta. Tenemos que tener en cuenta que el bebe pasará tiempo en la cuna. Llorará en ella y hará sonidos que para el perro serán muy interesantes.
Cada vez que el perro se acerque al bebé o la cuna de manera adecuada y con control, premiaremos al perro con caricias o premios. Tenemos que enseñarle que el bebé es algo bueno y positivo para él.
Aunque pensemos que nuestro perro es el más bueno del mundo, una regla básica es nunca dejarlos solos. Siempre deben estar supervisados por nosotros. Siempre puede suceder algo y es nuestra responsabilidad.
CUANDO EL BEBÉ EMPIEZA A INTERACTUAR.
Es de suma importancia poner límites tanto al niño como al perro. El perro debe saber respetar al niño y el niño al perro. Crear una relación sana, segura y divertida.
Es nuestra responsabilidad vigilar que el bebé no agobie al animal y dirigir ese comportamiento a otra actividad. No debemos castigar, debemos educar.
EL niño debe saber que el perro tiene un lugar de descanso donde no deber ser molestado. Tenemos que darle al perro esos momentos de tranquilidad que necesita. También debemos enseñarle como jugar con el perro.
Algo muy recomendable es enseñar a nuestro hijo tareas que hacer con el perro (acompañarnos en los paseos, recoger los excrementos del animal, cambiar el agua del perro, enseñarle a darle de comer etc.). De este modo educaremos a nuestro hijo enseñándole que un perro no es un juguete, sino un animal que requiere responsabilidad.
Otra opción interesante es que nuestro hijo, bajo nuestra supervisión, enseñe a nuestro perro ejercicios. Podemos enseñarle a sentarse, tumbarse, el quieto etc. Ambos aprenderán mucho y crearemos un vínculo especial entre ellos siendo todo el proceso divertido y sano.
Os dejamos un enlace a otro artículo nuestro en el que hablamos de formar una relación sana entre niños y perros.
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Fuente: este post proviene de raicesadiestramiento, donde puedes consultar el contenido original.
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