El caso es que la oropéndola no siente atracción por las hembras de su especie y siempre corteja a Nuez, pero la cigüeña, desde que se quedó viuda hace unos años, sólo quiere estar con su amiga Caracol. Ambas pasean todos los días por el aviario sin hacer nada de caso a los bailes y cantos que Schwazenegger le dedica a su amada. Pero el macho no pierde la esperanza...
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