Las cotorras de sol son uno de los loros americanos más vistosos. Su cabeza es de color amarillo y naranja intenso, el vientre es rojo anaranjado, las alas son amarillas con los bordes verdes y la cola tiene diferentes tonos verdes y algún que otro azul.
El pico de las cotorras de sol es negro, las patas grises y el anillo que rodea a los ojos de color blanco grisáceo. Los colores verdosos son más intensos en las hembras que en los machos y también, tienen el anillo que rodea a los ojos más pequeño.
Las cotorras de sol pueden llegar a medir 30 centímetros y su peso es raro que pase de los 150 gramos. Se trata de aves monógamas, cuyo hábitat natural está compuesto por bosques abiertos, praderas o palmeras de áreas tropicales. Hacen sus nidos en los huecos de los troncos de las palmeras, sobre todo en áreas de Venezuela, noreste de Brasil y las Guayanas.
Suelen poner entre 4 y 5 huevos, que eclosionan a los 23 días, aproximadamente. No suelen tener demasiados problemas en la reproducción, si disponen de la tranquilidad y el lugar adecuados. Su nido debe ser bastante grande, pues el macho acompaña a la hembra por las noches. La longevidad de estas aves es ligeramente inferior a la de otras especies de loros, pueden vivir entorno a los 15 años.
Su alimentación es a base de frutas y semillas pequeñas. Estas aves no están en peligro de extinción actualmente, pero se hace necesario un control de su comercio para que esto no se produzca en un futuro inmediato. Si se destina para la cría en cautividad, se recomienda no exponerlas a temperaturas extremas. Soportan bien el calor, pues su hábitat es tropical , aunque pueden aguantar hasta los 10 grados. Las patas son muy sensibles al frío. Una buena idea es ubicar a las cotorras de sol, durante los días más fríos del invierno, cerca de fuentes de calor, con el fin de ajustar la temperatura la temperatura ambiente a la de sus entornos naturales.
Imágenes/Flickr: oldadsolo (2), TANAKA Juuyoh.