Este pobre hámster no se movía ni para comer... ¡No te creerás lo que le pasaba!

Quien ha tenido un hámster sabe que estos pequeños animalitos peludos pueden ser muy escurridizos y hábiles, algunos incluso desarrollan alguna técnica para escaparse de su jaula y, luego, somos nosotros los que tenemos que idear algo para que estos pequeños no escapen y corran el peligro de revolotear por los peligros de nuestro hogar.



Este hámster tenía un problema, llevaba tres días sin moverse de su esquina en la jaula. No iba a comer, ni a beber, ni a su rueda, ni se movía por la jaula. Realmente alarmante.

La niña que cuidaba de él se lo contó a su madre y le llevaron al veterinario. Allí el médico le puso comida y bebida en la mesa y el hámster se movía sin problema de un lado para otro y comía y bebía. ¿Cuál era entonces el problema? 



La veterinaria le preguntó a la niña si había pasado alguna cosa rara y ella contesto que únicamente se había escapado una vez hace poco. Sorprendidas, las tres miraron observaron al hámster hasta que notaron algo extraño en sus mejillas, cuando se lo sacaron lo que se encontraron fue... ¡un imán de la nevera! 

El pobre animal tenía un trozo de imán lo suficientemente pequeño como para que no se le notara apenas que lo tenía guardado, pero lo suficientemente grande como para que el pequeño hámster estuviera magnetizado a su jaula de metal.

Debemos de tener mucho cuidado y estar atentos cuando encontramos a nuestros hámsters después de haberse escapado.

¿Qué os ha parecido esta historia? Pobrecillo ¿os habríais temido lo peor?
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