Un día acompañé a mi hija en busca de un gatito para la amiguita de mi nieta y oh, allí estaba la Pochi esperándome... al comienzo no quería aceptar, porque varios años atrás, también recogí a otra gatita blanca que estaba en los huesitos, famélica. Con mi hija le dimos agua y comida y se quedó para siempre con nosotros. Siempre fue arisca, no le gustaba que la tomasen en brazos, pero muy cariñosa con sus dueños. Siempre nos iba a acompañar hasta la esquina de nuestra casa y se devolvía rauda a la casa. Nunca tuvo descendencia, creo por las mismas condiciones en que la encontré.
Un día desapareció para siempre. Nunca más la vi. Quiero pensar que alguien muy encariñado con mi Blanquita, se la llevó. Por esta razón no quería volver a tener otra.
Bueno, al fin acepté...y hoy es la gatita que ustedes ven acá. Muy regalona y cazadora. Espero les guste. Es albina, tiene ojos de dos colores, celeste y verde.
Cuando chica le gustaba acostarse en mi notebook
Ahora, ya adulta le gusta mirar por la ventana, después que ha tenido su salida matinal.
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