Nanook y los senderistas de Crow Pass Trail

Scott Swift vive en Alaska, cerca de la ruta de senderismo Crow Pass, con su husky Nanook. Este perro, de espeso pelaje blanco y alegre ánimo, siempre tuvo facilidad para desaparecer de casa, hasta el punto que Scott ya no se preocupaba demasiado: sabía que era tan sociable que le gustaba perseguir a los senderistas que pasaban por la ruta.

Lo que no sabía es que Nanook, además de eso, se dedicaba a salvarles la vida.

El primer caso que Scott descubrió fue el de Amelia Milling, estudiante en un viaje de tres días por las ruta. Amelia estaba sola cuando perdió pie y cayó casi doscientos metros por la montaña helada. Desorientada y dolorida, ya no sabía dónde estaba el camino… y entonces un enorme perro blanco salió de la nada.

Era Nanook, naturalmente, que la saludó con alegría, haciéndole saber que todo iba bien, y la guio hasta el sendero. Cuando Amelia llegó, el perro siguió tras ella, moviendo la cola y con paso alegre.

Las desgracias de la pobre estudiante no habían acabado, está claro: magullada como estaba, fue fácil para ella volver a perder pie… esta vez al cruzar el río. Cayó al agua helada, y de no ser por Nanook, posiblemente no hubiera vuelto a salir. El perro saltó tras ella y la llevó hasta la orilla.

Tiritando y sabiendo que se desmayaría en cualquier momento, Amelia apretó el botón de emergencia que llevaba encima. Sabía que no podía dormirse mientras esperaba el rescate… y Nanook también, por lo visto. El perro intentó que jugara con él, y, cuando no lo consiguió, comenzó a lamerle las manos y la cara para mantenerla despierta. El helicóptero llegó poco después, y Amelia sobrevivió al mal trago.

Al enterarse de todo esto (fue muy sonado, además), Scott lo hizo oficial. Le puso a Nanook un collar que lo identificaba como perro guía del Crow Pass Trail, y abrió una página web para encontrar a otras personas que le debieran su vida a este formidable perro. Las historias se cuentan por docenas.

¿Lo mejor de todo esto? Nanook no tenía ninguna clase de entrenamiento. Salvaba vidas porque quería.

Marcos Mendoza

PD: Si quieres conocer más historias como esta, no dudes en pasarte por mi página.

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