Mi experiencia con el collar Halti

Hacía ya algunos meses que Barney salía muy revolucionado a la calle. Siempre se había portado muy bien durante los paseos pero últimamente estaba indomable. No le importaba ahogarse con el collar, ni que le interrumpiera la caminata cada dos por tres, ni que le corrigiera a base de golpecitos, ni nada de nada. En cuanto salíamos de casa, su única obsesión era echar a correr con todas sus fuerzas y no hace falta decir que, con 15 meses y casi 30 kilos, sus fuerzas hoy por hoy son muy superiores a las mías.

Mi marido me insistía en que teníamos que hacernos con un collar de estrangulamiento. A mí, el mero hecho de escuchar esa palabra me ponía los pelos de punta por lo que antes de optar por esa opción probé un montón de soluciones. La única que me funcionó fue salir a la calle con un trocito de queso en la mano con la que sujeto la correa. Barney iba tan pendiente del olor de la golosina que no estiraba en absoluto. No obstante, si un día se me olvidaba coger el dichoso trozo de queso, el paseo se convertía en un suplicio.

 

Collar Halti: ¿Necesario?

Cierta mañana de jueves, salí de casa con Barney y sin queso con la sana intención de disfrutar de un plácido paseo. Nada más pisar la calle, Barney echó a correr con tal energía que me tiró al suelo. Mientras intentaba reponerme de la caída, observaba como mi adorable amigo corría como un energúmeno con la correa arrastras. Por suerte, aunque mi Shar Pei haya perdido sus buenas costumbres durante los paseos sigue siendo un perro bastante obediente y me bastó decirle “Quieto” para que cesara en su carrera y me esperara pacientemente. De haber sabido que iríamos a la tienda de animales a por un Halti, dudo que hubiera hecho el mismo caso.

 

Collar Halti: ¿Qué es?

Para quienes no lo conozcáis, el Halti es un collar de cabeza similar a las bridas de los caballos creado con el fin de evitar que el perro tire. Recordaba que en una ocasión le pedí a mi veterinaria consejo sobre cómo evitar los estirones de Barney y me habló muy bien de él. Cuando entramos a la tienda y pedí el collar la dependienta exclamó horrorizada “¡Ay! ¿Vas a ponerle el espantoso Halti?” Me quedé desconcertada. “¿Espantoso por qué?”, pregunté. La chica, sin dejar de mirar a Barney como un cordero degollado, me dijo “El hocico es muy sensible y si tira le va a doler, además si le das un tirón brusco puede hacerse daño en el cuello”. En cualquier otro momento aquellas palabras me hubieran dado que pensar pero con el culo todavía dolorido no lo dudé y dije “¡Pues que no tire!” y me fui con mi Halti a casa.

A Barney esta nueva adquisición no le gustó en absoluto. Se levantaba sobre sus patas traseras mientras se frotaba el hocico con las delanteras intentando quitárselo. Durante los primeros días pensé que no lograría habituarle a usarlo. En cuanto me veía con el Halti en la mano se escondía espantado. No obstante, con paciencia y premios, hemos conseguido que lo acepte y ahora es él quien acude raudo a que se lo pongamos cuando nos escucha sacarlo del cajón.

¿Es molesto para el perro el collar halti?
Pasear con Barney es de nuevo una delicia y es que desde el Wonderbra nunca antes un trozo de tela había dado unos resultados tan milagrosos. Mi perro ha dejado de tirar como por arte de magia desde el primer día de uso. Según mi experiencia, considero que es muy poco probable que utilizar este producto pueda lesionar el cuello del animal pues en cuanto se lo colocas deja de tirar y apenas son necesarias algunas correcciones muy leves en momentos muy puntuales. En mi caso al menos, me ha resultado mucho más costoso acostumbrarle a no intentar quitárselo que a no estirar aunque a base de “No”, “No” y “No” ha terminado cediendo.

 

Collar Halti: Opinión final

He de decir que desde que tengo el Halti he descubierto una nueva faceta del carácter de mi Shar Pei: Tiene dotes interpretativas. Cuando paseo con él con su nuevo collar y le para alguien a decirle monerías, monta unos dramas alucinantes para que le gente lo libere. Llora, se frota el hocico y hace un sinfín de esparajismos pero os aseguro que es todo cuento. ¿Por qué si no cuando vamos los dos solos pasea tan feliz y no protesta?

Antes de terminar esta entrada, me gustaría hacer una recomendación a todos aquellos que tengáis el mismo problema que yo y decidáis probar este artilugio. En caso de duda respecto a la talla optad antes por un collar holgado que por uno que quede demasiado ajustado. La única pega que le veo a este invento es que el nylon puede provocar heridas por fricción en una zona tan sensible y carente de pelo como el hocico. Por lo demás, lo recomiendo al 100%.

Para todos aquellos que no sepan dónde adquirir uno de estos collares, es muy fácil, lo tienen en un montón de sitios en Internet. Para que no tengas que buscar aquí tienes un enlace donde puedes pedir directamente un COLLAR HALTI.

 

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Dependiendo del tamaño del morro que tenga vuestro arrugado amigo, las tallas serían entre la 4 y la 5. Por ejemplo, Barney debe llevar la 5 porque tiene el morro de hipopótamo. Si por el contrario vuestro Pei tiene el morro un poco más finito, con la 4 irá perfecto.

 

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