La ciencia ya había confirmado que los bebés y niños que crecen con un perro no solo fortalecen su sistema inmunológico sino que desarrollan una personalidad más responsable, empática, sociable y más madura gracias a su convivencia con un perro, pero ahora, resulta que antes de que nazca, mientras está en el útero materno, los beneficios también son notables.
La Universidad de Alberta de Canadá acaba de publicar en la revista científica “Sciencie of Us” que los bebés nacidos en casas donde vivían perros tenían mejores niveles de cepas bacterianas intestinales relacionadas con la reducción de las posibilidades de desarrollar alergias y obesidad en el futuro, que los bebés que provenían de casas donde no habían convivido con perro.
Muchas personas siguen viviendo con la obsesión de esterilizar todo tanto que, en vez de hacer un bien, no permiten que el sistema inmunológico del bebé puede trabajar a pleno rendimiento, por lo que a largo plazo son personas que suelen enfermar con asiduidad.
Sabemos que nuestros perros se mueven por todos lados y que no están libres de bacterias (de hecho, ninguno estamos libres de bacterias), sin embargo, este estudio, vuelve a confirmar los más que comprobados beneficios que nos aporta convivir con un perro, en este caso influye en el bebé, pero para la madre como al resto de adoptantes, se nos olvida que nuestro perro nos ayuda a regular nuestra presión arterial, nos ayuda a hacer más ejercicio, nos ayuda a desarrollar oxitocina (la hormona de la felicidad), a reducir los niveles de estrés, etc.
Abandonar a los perros cuando una mujer queda en cinta, ¡ya no es excusa!
Sandra Ferrer. Creadora del Programa de Educación Canino “Cómo Educar a un Cachorro”
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