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LA APARICIÓN DE DISPLASIA DE CADERA EN PERROS

Las condiciones en las que tiene lugar el desarrollo de los cachorros hasta los tres meses de edad parecen tener una influencia mucho mayor de lo que se pensaba hasta ahora en la aparición de la displasia de cadera en perros, según datos recogidos en la tesis doctoral de una veterinaria noruega.

ScienceDaily.com publicaba recientemente que Randi I. Krontveit, doctorando de la Norwegian School of Veterinary Science, ha recopilado datos para su tesis doctoral que demuestran que la influencia del ambiente durante los tres primeros meses de vida de los cachorros es muy importante a la hora de que sufran posteriormente displasia de cadera. Mucho más de lo que se creía hasta ahora, a pesar de que este problema articular siga teniendo un origen genético.

Krontveit ha llevado a cabo un estudio con 500 propietarios de perros de cuatro razas Newfoundland, Labrador Retriever, Leonberger y Irish Wolfhound; propietarios y criadores de los animales han respondido sendos cuestionarios. El ambiente en el que se han nacido y crecido los perros se ha registrado mediante estos cuestionarios y con exámenes llevados a cabo por veterinarios clínicos.

Los estudios previos señalaban la velocidad de crecimiento acelerada y el peso corporal elevado como factores que ayudaban a desencadenar o agravar la displasia de cadera. Pero Krontveit ha demostrado que tanto el crecimiento como el peso corporal hasta el año de vida no aumentan el riesgo de padecer la enfermedad. Al contrario, la veterinaria noruega ha comprobado que de las cuatro razas del estudio, la de menor velocidad de crecimiento (Newfoundland) ha sido la que más incidencia de displasia ha mostrado (36%), mientras que la de mayor tasa de crecimiento (Irish Wolfhound) ha tenido la incidencia más baja (10%).

Los factores que se han encontrado en este estudio que más influyen son la época de nacimiento de los cachorros (verano o primavera disminuyen el riesgo) y que se desarrollen en una granja o terreno amplio (también lo bajan). Tras la adquisición por parte de los propietarios, a las ocho semanas de edad aproximadamente, los paseos diarios en terreno ligeramente ondulado también hacen que baje la incidencia de la displasia.

El seguimiento de los perros incluidos en este estudio se ha realizado hasta los 10 años de edad de los animales, mediante cuestionarios anuales. Basándose en los resultados de esta investigación, se pueden hacer nuevas recomendaciones que mejoren la calidad de vida de los animales que puedan desarrollar displasia de cadera.

losvigilantesdelmas@hotmail.com

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