Por desgracia, la sociedad trata al doberman con una gran injusticia. Las personas ignorantes dicen de él que es agresivo, que ataca sin provocación, que en su naturaleza está hacer daño a los demás, incluidos los niños, pero muy pocos comprenden que todo esto es falso.
De hecho, el doberman es por naturaleza un animal infinitamente fiel, obediente hasta un límite increíble incluso para tratarse de un perro. Sólo tiene una motivación: complacer a su dueño. Su gran disposición lo convierte en un animal muy fácil de adiestrar, porque está dispuesto a hacerlo todo por su propietario. Le gusta estar con su dueño, siempre cerca, encima o debajo, en todo momento, así de apegado llega a ser.
¿Y con los niños? Sin problema. Por supuesto es preferible una hembra, que es más tolerante y maternal, pero un macho bien educado tampoco dará problemas con los más pequeños por trasto que sea. Cuando el perro llegue es bueno dejarle dormir con algo que huela al niño antes de presentarlos, y desde luego hay que enseñarle al chiquitín que las perrerías contra el doberman no se pueden hacer…
Como cualquier otro perro esta raza requiere de la socialización, es recomendable que lo adaptes desde pequeño a socializar con otras personas e incluso otras mascotas, para que así sea más tranquilo y cariñoso; también puedes darles juguetes adecuados a su tamaño, lo ayudaras a desarrollar más su inteligencia y estimular el juego.
Estamos ante un perro sumamente obediente. ¿Has visto alguna vez a la guardia real de Inglaterra, tan erguidos estoicos todos sus soldados? Imagínalos en perro. Eso es un doberman: capaz de aguantar todas las inclemencias si su amo se lo ordena. Si le enseñamos a no comer hasta que se lo digamos podemos hacer que aunque esté famélico ni mire el plato de la comida hasta nuestra orden, tal es la obediencia ciega de este animal.
¿De dónde vienen estos rumores sobre su agresividad, entonces? Es fácil. Si puedes enseñarle a un doberman a no comer hasta que se lo digas, puedes enseñarle a atacarlo todo, morderlo todo, abalanzarse sobre todo. Y eso es lo que pasa: se adiestran perros para que luchen, para que ataquen y combatan, y por supuesto que no harán más que atacar y morder y gruñir. Pero eso, como en todo lo que tiene que ver con nuestros peludos amigos, tiene que ver más con el dueño que con el perro.
Si quieres saber más sobre el adiestramiento de la raza Doberman, entra aquí:
http://perro-obediente.com/razas-de-perros/secretos-doberman.html
Saludos,
Marcos Mendoza