Demonio de Tasmania (Sarcophilus harrisii) Fauna, animal, mamifero (Video)




El diablo o demonio de Tasmania (Sarcophilus harrisii) es una especie de marsupial dasiuromorfo de la familia Dasyuridae. En la actualidad sólo se encuentra en estado silvestre en la isla de Tasmania, al sur de Australia.

Es el marsupial carnívoro de mayor tamaño existente en la actualidad, tras la extinción del lobo marsupial. Su tamaño es como el de un perro pequeño, con un cuerpo robusto y musculoso y su piel está cubierta de pelo negro. Se caracteriza por su desagradable olor, por su grito muy fuerte e inquietante, así como por su ferocidad cuando se alimenta. Puede cazar sus propias presas pero también se alimenta de carroña, así como de productos domésticos si hay humanos viviendo cerca. Por lo general es un animal solitario, pero a veces se alimentan en grupos. A diferencia de la mayor parte de los demás dasiúridos, se termorregulan con eficacia y son activos a pleno día sin sobrecalentarse. A pesar de su aspecto corpulento, puede desarrollar una velocidad sorprendente, y puede subirse a los árboles y nadar por los ríos.

Se cree que los antiguos marsupiales emigraron desde lo que hoy es América del Sur a Australia decenas de millones de años atrás, durante la época de Gondwana, y que evolucionaron cuando Australia se hizo más árida. Se han encontrado fósiles de especies similares a los demonios modernos, pero no se sabe si eran antepasados de las especies contemporáneas, o si los diablos actuales coexistieron con estas especies. Se desconoce la fecha en que se extinguió localmente en el continente australiano; la mayoría de las evidencias sugieren que habían reducido a tres poblaciones relictas hace alrededor de 3000 años, y que su extinción en el continente fue en torno a esa época. Se suele culpar de esta desaparición a los dingos, ausentes en Tasmania.

No es una especie monógama, y su proceso reproductivo es muy contundente y competitivo. Los machos luchan entre sí por las hembras y luego vigilan a sus parejas para evitar la infidelidad femenina. Las hembras pueden ovular tres veces en otras tantas semanas durante la época de apareamiento, y el 80% de las hembras de dos años de edad acaban embarazadas durante la temporada de apareamiento anual. Las hembras promedian cuatro temporadas de cría en su vida y dan a luz a treinta crías vivas tras una gestación de tres semanas. Los recién nacidos son rosas, carecen de pelaje y de rasgos faciales distintivos y pesan alrededor de 0,20 g. Como solo disponen de cuatro pezones en el marsupio, la competencia es feroz y pocos recién nacidos sobreviven. Los jóvenes crecen rápidamente y son expulsados del marsupio después de alrededor de 100 días, con un peso aproximado de 200 g, y se independizan en torno a los nueve meses, por lo que la hembra pasa la mayor parte de ese año en actividades relacionadas con el parto y la crianza.

Fueron considerados una amenaza para el ganado, y cazados por sus pieles hasta llevarlos al borde de la extinción. En 1941 pasaron a tener la consideración de especie protegida y recuperaron su población; los científicos han argumentado que la preocupación de que los demonios eran una amenaza significativa para el ganado era injustificada. Sin embargo, desde finales de los años 1990, un contagioso cáncer facial ha reducido drásticamente su población y ahora amenaza la supervivencia de la especie, que en 2008 se declaró como en peligro de extinción; el gobierno de Tasmania ha emprendido diversos programas para reducir el impacto de la enfermedad, incluida una iniciativa para criar grupos de diablos sanos en cautividad. Algunas poblaciones localizadas de estos animales también se han visto severamente reducidas por colisiones con automóviles, en particular cuando se están alimentando en las carreteras de animales que fueron atropellados. Debido las restricciones establecidas a su exportación y los fracasos a la hora de reproducirlo en el extranjero, prácticamente no hay diablos fuera de Australia.

Es un símbolo icónico de Tasmania y muchas organizaciones, grupos y productos asociados con este estado lo utilizan en sus logotipos. Está considerado como un importante atractivo de turistas hacia la isla y se ha hecho mundialmente conocido gracias a Taz, personaje de la popular serie de animación Looney Tunes y su secuela The Looney Tunes Show.

Distribución y hábitat
Los diablos se encuentran en todos los hábitats a la isla de Tasmania, incluidas las afueras de las zonas urbanas, y su área de distribución se extiende por todas las zonas continentales tasmanas y a la pequeña isla de Robbins (situada al norte, y que se comunica con Tasmania durante las mareas bajas).

La población noroeste se extiende desde el oeste del río Forth y hacia el sur llega hasta Macquarie Heads. La población este-suroeste cubre nueve zonas del programa Save the Tasmanian Devil desde 2004. A principios del siglo XIX estaban presentes en la isla de Bruny, al sudeste de Tasmania, pero no existen registros de su presencia después de 1900, y se introdujeron en la isla de Badger a mediados de los años 1990, pero se cree que murieron hacia 2005.

Su hábitat principal se sitúa en la zona de |precipitaciones entre bajas y moderadas del este y noroeste de Tasmania, con preferencia hacia los bosques esclerófilos secos y zonas boscosas costeras. Aunque no se encuentren en las zonas de mayor altitud de la isla, y su densidad de población es baja en las llanuras herbáceas del suroeste del estado, su población es elevada en los bosques esclerófilos secos o mixtos y brezales costeros. Prefieren el bosque abierto al bosque denso y los bosques secos a los húmedos. También se encuentran cerca de caminos o carreteras donde sea frecuente encontrar animales atropellados, a pesar de que a menudo sean los propios demonios los que mueren víctimas de los vehículos mientras se están alimentando de la carroña en la carretera. Según el Comité Científico de Especies Amenazadas, su versatilidad implica que la modificación o destrucción de su hábitat no se vea como una de las principales amenazas para la supervivencia de la especie.

El demonio de Tasmania se encuentra ligado directamente a Dasyurotaenia robusta, un céstodo clasificado como «Raro» bajo la Ley de Protección de Espacies Amenazadas de Tasmania de 1995; este parásito acintado sólo se encuentra en los demonios.

Alimentación
Los demonios de Tasmania pueden cazar presas de hasta el tamaño de un canguro pequeño, pero por lo general son oportunistas y se alimentan de carroña más a menudo de lo que cazan presas vivas. Su dieta es muy variada y depende de la disponibilidad de alimentos. Aunque a la hora de cazar el diablo tiene preferencia hacia los wombats debido a su facilidad de depredación y de su alto contenido de grasa, también captura todo tipo de pequeños mamíferos nativos, como ratas canguro y potorúes, mamíferos domésticos (incluidas las ovejas), así como aves, peces, frutas, materia vegetal, insectos, renacuajos, ranas y reptiles. Antes de la extinción del tilacino, el demonio de Tasmania comía cachorros de tilacino que quedaban solos en sus madrigueras cuando sus padres salían; este hecho podría haber contribuido a acelerar la extinción del tilacino el cual, a su vez, también se alimentaba de demonios. Se sabe que cazan ratas de agua en el mar y se alimentan de peces muertos que han sido arrastrados por las olas. Cerca de los hogares humanos, en ocasiones muerden las patas de las ovejas cuando asoman en los galpones de esquila de madera, dejando sus patas colgando. A veces roban zapatos y los muerden. Se han encontrado en sus heces objetos tales como collares y etiquetas de animales devorados, púas de equidna intactas, lápices, plástico y pantalones vaqueros. Aunque los demonios pueden romper a mordiscos mallas metálicas, tienden a reservar sus fuertes mandíbulas para escapar de la cautividad en lugar de irrumpir en lugares de almacenamiento de alimentos. Debido a su relativa falta de velocidad, no pueden agotar a un canguro o a un conejo, pero pueden atacar a animales débiles o que se han vuelto lentos debido a alguna enfermedad. Inspeccionan rebaños de ovejas olfateándolas a unos 10 o 15 m de distancia y atacan si la presa está enferma; las ovejas patalean para hacer una demostración de fuerza.

Aunque no desarrollen una velocidad máxima elevada, se ha informado que los demonios pueden correr a 25 km/h una distancia de 1,5 km, y se ha conjeturado que, antes de la inmigración europea y la introducción de ganado y vehículos (con la son siguiente aparición de presas víctimas de atropello), habrían tenido que perseguir otros animales nativos a una velocidad razonable para encontrar comida. Existen informes de que pueden desarrollar una media de 10 km/h durante largos períodos de tiempo en varias noches a la semana, y que corren largas distancias antes de sentarse y permanecer inmóvil durante hora y media, hecho que ha sido interpretado como evidencia de depredación emboscada.

En ocasiones pueden cavar para buscar cadáveres enterrados. Generalmente empiezan a comer por el sistema digestivo de los animales muertos, la parte más blanda de su anatomía, y a menudo se introducen en la cavidad resultante mientras comen.

Por término medio, ingieren cada día aproximadamente el 15% de su peso corporal, aunque pueden comer hasta el 40% de su peso corporal en 30 minutos si se da la oportunidad. Esto conlleva que se pueden tornarse muy pesados y letárgicos después de una comida abundante; en este estado tienden a andar lentamente y contoneándose y a acostarse, lo que hace que resulte fácil acercarse a ellos. Esto ha llevado a la creencia que tales hábitos de comida se hicieron posibles debido a la carencia de un depredador que atacara a estos individuos hinchados.

Pueden eliminar por completo todos los restos de un animal más pequeño, devorando incluso los huesos y la piel si lo desean. A este respecto, los diablos se han ganado la gratitud de los agricultores de Tasmania, ya que la velocidad con la que se deshacen de un cuerpo ayuda a prevenir la expansión de insectos que podrían dañar su ganado. Cuando hay mucha comida, algunos de estos animales muertos también se retiran de la zona cuando los diablos se llevan los restos a sus guaridas para seguir comiendo posteriormente.

La dieta puede variar sustancialmente entre machos y hembras, y según la época, de acuerdo con estudios realizados en Cradle Mountain. En invierno, los machos prefieren los mamíferos de tamaño medio a los grandes, con una relación de 4:5, pero en verano, prefieren una presa más grande en una proporción de 7:2. Estas dos categorías representaron más del 95% de la dieta. Las hembras son menos propensas a atacar presas grandes, pero tienen el mismo sesgo estacional; en invierno, los mamíferos grandes y medianos representaron el 25% y el 58% respectivamente, con un 7% de mamíferos pequeños y un 10% aves. En verano, las dos primeras categorías supusieron el 61% y 37% respectivamente.

Se sabe que los jóvenes en ocasiones se suben a los árboles; además de pequeños vertebrados e invertebrados, los jóvenes suben a los árboles para comer larvas y huevos de aves; también se les ha visto capturando aves. A lo largo del año, los diablos adultos obtienen el 16,2% del consumo de su biomasa de los árboles; la mayor parte proviene de pósums, y sólo el 1,0% de aves grandes. De febrero a julio, los diablos subadultos obtienen el 35,8% de su consumo de biomasa de la vida arbórea, el 12,2% de pequeñas aves y el 23,2% de pósums. En el caso de las hembras, en invierno el 40% de su consumo proviene de especies arbóreas, correspondiendo el 26,7% a pósums y el 8,9% de varias aves. No todos estos animales los capturan mientras están en los árboles, pero esta cifra es sin duda elevada en el caso de las hembras, mayor incluso que la observada en los machos de cuol tigre en la misma época, lo cual puede resultar extraño, ya que la habilidad para trepar a los árboles de los demonios es inferior.

A pesar de que cazan solos, se han producido afirmaciones infundadas que hablan de caza comunal, indicando que un diablo aleja a la presa de su hábitat y un cómplice la ataca. Está comprobado que la alimentación es un evento social para el diablo de Tasmania; esta combinación de animal solitario que come en comunidad hace del diablo un caso único entre los carnívoros. Gran parte del carácter ruidoso atribuido a estos animales es como resultado de su estridente alimentación comunal, en la que se pueden reunir hasta doce individuos, aunque los grupos más comunes son de entre dos y cinco, a los que a menudo puede oírseles a varios kilómetros de distancia. Esta conducta ha sido interpretada como un aviso a otros demonios para que participen en la comida, evitando así que los alimentos se pierdan por la podredumbre y se ahorra energía. La cantidad de ruido se correlaciona con el tamaño de la pieza. Los demonios comen con arreglo a un sistema. Los jóvenes son activos al anochecer, por lo que tienden a llegar a la fuente de alimento antes que los adultos. Por lo general, el animal dominante come hasta que se harta y se va, luchando contra todos los candidatos mientras tanto; los derrotados se retiran con el pelo erizado y la cola erecta, y el dominante los persigue y les muerde por detrás cuando puede. Las disputas son menos comunes cuando aumenta la cantidad de alimento, dedicándose entonces a comer en lugar de acosar a otros demonios. Cuando los cuoles están comiendo un cadáver, los demonios tienden a alejarlos. Este es un problema importante para el cuol tigre, ya que cazan pósums relativamente grandes y no pueden terminar su comida antes de la llegada de los demonios. Por el contrario, los cuoles orientales, de menor tamaño, cazan presas mucho más pequeñas, y pueden acabar de comérselas antes de que aparezcan los demonios. Esta situación se ve como una posible razón para la relativamente pequeña población de cuoles tigre.

Existen estudios que evidencian que realizan unos veinte gestos distintos durante su alimentación, entre los que se encuentra su característico bostezo amenazante y once vocalizaciones diferentes que usan para comunicarse mientras se alimentan. Generalmente establecen su dominio solo mediante un sonido y una postura determinada, aunque también se producen luchas. Por la noche, los demonios pueden ver las características manchas blancas de sus congéneres, y también utilizan marcas químicas. Los machos adultos son los más agresivos, y es habitual que se aprecie en sus cuerpos alguna cicatriz, así como desgarros en torno a la boca y los dientes o heridas en los cuartos traseros, aunque éstos también pueden ser como resultado de las luchas durante la época de apareamiento.

La digestión es muy rápida en los dasúridos en general, aunque en el caso en concreto de los demonios de Tasmania las pocas horas que transcurren hasta que la comida atraviesa su pequeña tripa es relativamente largo en comparación con otros miembros de la familia Dasyuridae. Se sabe que los demonios vuelven a los mismos sitios para defecar y lo hacen zonas comunales, conocidas como «letrinas del diablo»; se cree que la defecación comunal puede ser un medio de comunicación que todavía no está suficientemente estudiado. Sus excrementos son muy grandes en relación a su tamaño corporal, con un tamaño medio de unos 15 cm y con muchas deposiciones de 25 cm; son por lo general de color grisáceo debido a los huesos ingeridos.

Algunos científicos consideran que la relación entre los demonios de Tasmania y los tilacinos era cercana y compleja, y que compitieron de forma directa por las presas y probablemente también por los refugios. El tilacino se alimentaba de diablos, y éstos se aprovechaban de las presas de los tilacinos y también mataban sus crías. Algunos autores apuntan a que ambas especies compartieron el papel superpredadores en Tasmania. El águila audaz (Aquila audax) tiene una dieta basada en la carroña similar a la de los diablos, y se consideran como sus competidores, y los cuoles también están entre sus competidores directos.

Estado de conservación
Ampliamente distribuido a lo largo del continente australiano durante el Pleistoceno, había disminuido y quedó restringido a tres poblaciones relictas a mediados del Holoceno, hace aproximadamente 3000 años. Algunas pinturas rupestres y un único resto fósil encontrado cerca de Darwin indican la existencia de una población septentrional, y restos encontrados en el sudeste indican una población al sudeste, que se extendía desde el margen este del río Murray a las inmediaciones de Port Phillip, en Victoria; esta población se extendía por el norte de Victoria y Nueva Gales del Sur. El incremento del nivel del mar durante el Holoceno también contribuyó a la separación de poblaciones en Tasmania. El tercer grupo estaba localizado al sudoeste de Australia Occidental, aunque los restos fósiles de esta ubicación han resultado controvertidos. Al igual que otros muchos animales nativos, los antiguos demonios eran de mayor tamaño que sus descendientes actuales. En 1972 se encontró un diente de diablo al pie de un acantilado cerca de la ciudad de Augusta, en Australia Occidental, y lo dataron como de una antigüedad de 430±160 años, un dato utilizado y citado en numerosas ocasiones desde entonces. Sin embargo, el arqueólogo australiano Oliver Brown ha puesto en entredicho ese dato, indicando que la incertidumbre de los autores sobre los orígenes del diente pone en dudas su edad, especialmente teniendo en cuenta que otros restos siguen datados hasta la fecha como de 3000 años de edad.

Las causas de su desaparición del continente no están claras, pero parece que su decadencia coincide con la expansión por el continente de los dingos y los aborígenes australianos. Sin embargo se desconoce si la competencia con los dingos, la caza directa o los cambios causados por la creciente población humana, quiénes hace 3000 años ya utilizaban todo tipo de hábitats a lo largo del continente, o una combinación los tres factores; los demonios ya habían coexistido con los dingos en el continente durante aproximadamente 3000 años. Brown también ha propuesto que el importante cambio en los patrones de movimiento durante el Holoceno de las corrientes marinas en la zona intertropical, que al diablo, como carroñero con una vida útil corta, podría ser muy sensible a este cambio. En Tasmania, donde no había dingos, los marsupiales carnívoros todavía eran activos cuando llegaron los europeos al continente. Se conoce la exterminación del tilacino tras de la llegada de los europeos, pero el demonio de Tasmania también se vio amenazado.

Los tilacinos se alimentaban de diablos, y los diablos atacaban a jóvenes tilacinos, y los diablos pueden haber precipitado la extinción del tilacino. Mientras existió el tilacino, aparte de los diablos que cazaban, también pueden haber ejercicio presión sobre los medios de supervivencia del diablo, compitiendo por las guaridas y los escasos alimentos. Se ha especulado que los diablos pueden haberse vuelto más predadores y ocupado áreas de acción más grandes para llenar la vacante dejada por el tilacino.

La alteración del hábitat puede dejar expuestas las guaridas donde las madres crían a sus jóvenes. Esto aumenta la mortalidad, ya que la madre dejaría la desprotegida guarida con sus pequeños sujetos a la espalda, haciéndolos más vulnerables.

El cáncer en general es una causa común de muerte en esta especie. En 2008 se encontraron altos niveles de productos químicos potencialmente cancerígenos entre los demonios. Los resultados preliminares de las pruebas solicitadas por el gobierno de Tasmania sobre los productos químicos encontrados en el tejido graso 16 diablos mostraron altos niveles de polibromobifenilos (BB153) y niveles «razonablemente altos» de decabromodifenil éteres (BDE209).

Posiblemente debido a epidemias, se han producido al menos dos importantes caídas de población de esta especie, una en 1909 y otra en 1950. En los años 1850 ya se calificó como escaso.

Es difícil estimar el tamaño real de la población de diablos. A mediados de la década de 1990, se calculaba una población de 130 000-150 000 individuos, pero es probable que haya sido una sobreestimación. El Departamento de Industrias Primarias y Agua de Tasmania en 2008 estimó su población total entre 10 000 y 100 000, de los que entre 20 000 y 50 000 serían individuos maduros. Los expertos estiman que el diablo ha sufrido un descenso de más del 80% de su población desde mediados de la década de 1990 y que sólo alrededor de 10 000-15 000 permanecen en su hábitat natural a partir de 2008.

En 2005 la especie fue clasificada como vulnerable de acuerdo con la Ley de Protección de Especies Amenazadas de Tasmania, y en 2006 con la Ley Protección del Medio Ambiente y Conservación de la Biodiversidad de Australia, lo que significa que estaría clasificado como en «término medio» de peligro de extinción. La UICN en su Lista Roja clasificaba al diablo de Tasmania como especie bajo preocupación menor en 1996, pero en 2009 lo reclasificó como especie en peligro de extinción.

Caza
Los primeros colonizadores de Tasmania comían estos animales, y describieron el sabor de su carne como similar a la de ternera. Como se creía que los demonios atacarían y matarían a su ganado, posiblemente debido a haberlos visto comiéndose ovejas débiles o enfermas, ya en 1830 se introdujo un sistema de recompensas para erradicarlo de las haciendas rurales. Sin embargo, estudios recientes consideran que la verdadera causa de las pérdidas de ganado eran las pobres políticas de gestión de las tierras y los perros salvajes. En épocas anteriores, la caza de oposums y ualabíes por su piel era un gran negocio —en 1923 supuso la muerte de unos 900 000 animales— y tuvo también como consecuencia la caza por el sistema de recompensas de diablos, ya que se consideraba que eran una importante amenaza a la industria de la piel, aunque en realidad los cuoles eran más expertos en la caza de los animales antes mencionados. Durante los siguientes 100 años, la caza con trampas y el envenenamiento llevó a la especie al borde de la extinción.

Tras de la muerte de último tilacino en 1936, el demonio de Tasmania recibió protección legal en junio de 1941, y la población fue recuperándose lentamente. En los años 1950, a la vista de informes que mostraban un incremento de su número, se concedieron algunos permisos para su caza después de varias quejas de daños en el ganado. En 1966 se emitieron permisos que permitían su envenenamiento, pero algunas tentativas que surgieron intentando derogar su estatus legal de protección no prosperaron. Durante esa época los ecologistas comenzaron a hacerse oír, sobre todo porque las investigaciones científicas proporcionaron nuevos datos que indicaban que la amenaza de los demonios para el ganado había sido notoriamente exagerada. Tras un repunte demográfico, su población puede haber alcanzado su punto culminante a principios de los años 1970; en 1975 se informó que se estaban haciendo más visibles, posiblemente debido a un exceso de población y la consiguiente carencia de alimento. En 1987 hubo otro informe de exceso de población y de daños al ganado. Al año siguiente, Trichinella spiralis, un parásito que mata animales y puede infectar al hombre, fue descubierto en algunos demonios y se desató un cierto pánico entre la población hasta de que los científicos aseguraron que el 30% de los demonios lo portaba, pero que no podían transmitirlo a otras especies. Los permisos para su caza controlada dejaron de emitirse en los años 1990, aunque la matanza ilegal continúa en cierta medida, y que puede ser incluso localmente intensa, lo que se considera un problema sustancial para la supervivencia de la especie. A mediados de los años 1990 se mataron aproximadamente 10 000 demonios cada año.

Zorros
El descenso del número de demonios supone un problema ecológico, ya que su presencia en el ecosistema del bosque tasmano se considera que previene el establecimiento del zorro rojo (Vulpes vulpes), introducido de forma ilegal en Tasmania entre finales del siglo XX y principios del XXI, y ha limitado la presencia de zorros y gatos y perros salvajes, porque los demonios comen la carroña que alimentaría a estos animales, además de que matan zorros adultos y jóvenes en sus guaridas. Los zorros son una especie invasora problemática en todos los demás estados australianos y, de establecerse en Tasmania, dificultarían la recuperación del demonio y se alimentarían de otras muchas especies vertebradas de la isla. Se cree que los demonios jóvenes serían vulnerables a la depredación del zorro rojo, y que los diablos y los zorros serían competidores directos por el hábitat y las guaridas. Una forma habitual en los intentos de detener la introducción del zorro rojo es utilizar cebos de carne a los que añaden fluoroacetato de sodio. Como los demonios y otros animales nativos también pueden verse atraídos por la carne envenenada, ésta se colocada en unos dispositivos eyectores conocidos como M-44 o «trampas de cianuro», que han sido adaptadas de modo que la fuerza y la geometría de la mandíbula necesaria para activarlas encajara con la de los zorros, pero no con la de las especies nativas. Los zorros todavía no están lo suficientemente establecidos en Tasmania como para plantear una amenaza significativa para el demonio de Tasmania.

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