Al igual que los demás animales que podemos considerar 'de compañía', es preciso también señalar que las distintas especies de reptiles habitan en los más variados ecosistemas del mundo y que, por ello, tienen necesidades distintas para su atención. Resulta obvio sobre todo cuando procedemos a su clasificación, que las divide en varias categorías, a saber, ofidios (serpientes), anfibios, cocodrilos, quelonios (tortugas) y saurios (lagartos).
Especies de réptiles no siempre protegidas
Desde el Dragón de Agua chino hasta la Anaconda Amarilla de las más profundas selvas de Sudamérica, las distintas especies de reptiles proceden de cualquiera de los rincones de nuestro planeta. Pero al igual que los demás animales que acaban habitando la jaula de un zoológico, su captura y posterior venta puede realizarse a ambos lados de la Ley.Ya desde los años 60, muchos gobiernos han intentado regular su tráfico mediante los diversos tratados de la CITES (traducido del inglés: la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Protegidas de Flora y Fauna Salvaje), pero aún cuatro décadas después, muchos expertos consideran estas medidas insuficientes. Quizá por ello, otros organismos internacionales han apostado por suscribir acuerdos similares, aunque a pequeña escala. Ello significa que, a nivel del comercio en criaderos o tiendas de animales, la legislación imperante parece resumirse siempre a la propia de la autonomía o región.
Finalmente, como es habitual, la responsabilidad última recae en el ciudadano de a pie, quien, con sus actos, puede lograr no contribuir al tráfico ilegal de especies protegidas. Si esto es así, y considerando que estos animales (clasificados CITES 1) se pueden comercializar siempre y cuando sean nacidos en cautividad y los padres tengan su documentación en regla, ?cuáles son las precauciones a tomar a la hora de adquirir una de ellos?
Algunas consideraciones
En el caso de comprarlo en una tienda, es preciso exigir una factura en la que consten:* Nuestros datos personales: nombre y apellidos, dirección, teléfono y documento nacional de identidad.
* La fecha de compra en cuestión.
* La cantidad de animales adquiridos.
* El nombre o nombre científico de éstos.
* Su número de CITES, si éstos lo precisan, y el CITES original dependiendo de la especie.
* El precio y demás requisitos económicos (impuestos indirectos como el IVA, por ejemplo).
* Y sin posible excepción, el sello de la tienda o un documento en el que figure el NIF del comerciante.
No obstante, en el caso de adquirir el animal de un particular, éste debe también adjuntar un documento de cesión para certificar que la especie es considerada legal. Para ello, el proceso debe incluir una copia de la factura en origen de la compra inicial, esto es, aquella primera vez que salió de la tienda. Aunque resulte sorprendente, este requisito puede ayudar a superar muchos problemas legales resultantes de que, por ejemplo, nuestra mascota favorita de repente pueda ser considerada ?especie protegida en vías de extinción?, como recientemente ha ocurrido con las tortugas de Florida.
Cuidados necesarios
Aparte de esto, algunos usuarios recomiendan seguir unas reglas básicas para el cuidado de un reptil. La primera y más importante es, sin duda, proveerse de la mayor información posible para asegurarse el mantenimiento adecuado en un ecosistema que, por supuesto, no es el suyo. De este modo, no sólo debemos conocer detalles tan imprescindibles como aquello de lo que se alimenta o cuál es el tamaño máximo que nuestra especie puede llegar a adquirir, sino también todas y cada una de las condiciones medioambientales para que pueda desarrollar su vida en cautiverio.Así pues, el mantenimiento adecuado de su terrario es igual de importante que el que podemos llevar a cabo con el animal en sí. Para ello, debemos procurar replicar todas aquellas condiciones de humedad, temperatura y luz de las que éste último podría gozar en libertad. Del mismo modo, cobra vital importancia la supervisión de sus procesos dietéticos (a veces, radicalmente distintos entre ciertas especies similares) y, ante todo, prever también la posibilidad de que, en ciertas ocasiones del año, su alimento principal pueda escasear como ocurre en las temporadas de hibernación.
Finalmente, se recomienda también buscar consejo de alguien con experiencia previa en el proceso (ya sea, un conocido o el propio vendedor de la tienda) y, cuanto menos, mantener siempre un contacto regular con el veterinario. En el caso de los reptiles, su constante actividad es siempre síntoma de buena salud, y un animal despierto, alerta y huidizo será siempre un animal sano. Asimismo, el brillo de su piel o la voracidad con que ingiere los alimentos son otros indicadores sobre el estado de nuestro amigo de apariencia más peligrosa, pero no por ello menos delicado.
Fuentes de información: Cites.org, Drpez.net, Porticolegal.com, David Vargas Hansen, veterinario.