Estamos ante un problema muy común en todas las casas. Seguro que en alguna ocasión te lo has encontrado, estimado lector: tu perro saltando sobre las personas que te visitan, ladrando como un loco, y si es un pug, un bichón o un yorkshire está bien, pero es un verdadero problema si se trata de un pastor alemán, un Golden retriever o un gran danés. Esta actitud debe ser atajada con un buen adiestramiento canino que evite posibles accidentes, como que una persona se caiga o un niño sea arañado sin querer por el excitado y alegre perro.
El origen del problema tiene dos vertientes, y ambas igual de importantes. Por un lugar, cuando salta sobre las visitas recibe montones de atención; a veces el visitante se ríe y acaricia al perro, alentándolo, en otras ocasiones el dueño le grita y tira del collar, diciendo “¡no, perro malo, no!”, que no deja de ser atención. Por otro lado también tenemos un muy posible exceso de energía; el perro necesita mucho ejercicio que muchos propietarios no le dan, de modo que toda la energía se queda en reserva y convierte al animal en un saco de nervios que explota a la mínima oportunidad…como, por ejemplo, una visita.
La manera de evitar este problema puede llegar a ser laboriosa, y lo más recomendable es que tengas algunos voluntarios de tu confianza, amigos, vecinos o familiares, que estén dispuestos a ayudarte algunas veces. Lo primero y más importante, desde luego, es que le des mucho ejercicio a tu perro. Es necesario que lo ayudes a gastar su energía natural con largos paseos y muchos juegos. Incluso puedes enseñarle trucos para que los lleve a cabo, cosas tan interesantes como ir a buscarte las llaves o encender y apagar una luz. Lo más importante del asunto es que esté cansado y relajado, y para eso hay que poner una rutina de ejercicio, buena comida y una buena dosis de disciplina, tres pilares básicos en la educación de un perro.
Ahora es cuando necesitas a tus voluntarios. Con tu mascota ya cansada y establecida la rutina de ejercicio, es hora de que sin previo aviso los voluntarios vengan de tanto en tanto como si fueran visitantes. Es posible, de hecho más que ideal, que tu perro esté relajado y no tenga ganas de saltar sobre nadie, de modo que salude más sumisamente, moviendo la cola y buscando unas caricias. No obstante lo más seguro es que lo haga de todos modos, por costumbre, porque sepa que así recibirá atención extra. Bien, la idea es que cuando salte sobre el visitante todo el mundo lo ignore. Tal cual, ignorarlo. Que vea que no va a recibir ninguna atención con esa actitud, ni caricias y saludos ni tampoco reprimendas. Cuando pare de saltar, preguntándose qué está pasando, entonces se le puede saludar y mimar.
Es posible que no resulte a la primera, ni a la segunda, pero el perro acabará por entender que la actitud de saltar sobre la visita ya no tiene ninguna recompensa, y en cambio saludar con mucha tranquilidad sí la tiene. Lograrás así que deje de brincar sobre los visitantes y evitarás cualquier accidente futuro, todo con un buen adiestramiento canino y mucha paciencia.
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Marcos Mendoza
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Foto: SoggyDan / Flickr.