Además, el cambio climático está alargando su periodo de actividad, convirtiéndola en una amenaza casi permanente, por lo que la prevención en otoño resulta esencial para evitar una proliferación masiva y proteger tanto los ecosistemas como la salud pública.
Una plaga con un potente mecanismo de defensa
Durante el invierno, la procesionaria entra en una fase clave de su desarrollo. En este periodo, las orugas construyen sus bolsones de seda en las copas de los pinos para refugiarse del frío y desarrollan sus tricomas, finos pelos urticantes que son su principal defensa.Cada oruga puede tener hasta 500.000 tricomas, y cada uno de ellos contiene una sustancia tóxica denominada thaumatopina, responsable de las reacciones alérgicas que producen al contacto. Estos pelos actúan como microscópicos dardos que se desprenden fácilmente al menor movimiento o amenaza, flotando en el aire y pudiendo afectar tanto a personas como a animales.
Por qué las mascotas corren más peligro
Los perros y gatos, por su curiosidad natural, son los más expuestos. Durante los paseos, pueden acercarse a los bolsones o a las filas de orugas que descienden por los troncos.Un simple roce o lamido basta para causar graves lesiones en la lengua, la boca o la piel.
Los veterinarios alertan de que una exposición breve puede causar inflamaciones, úlceras, necrosis e incluso la pérdida parcial de lengua o labios. En casos más graves, la reacción puede derivar en un shock anafiláctico, comprometiendo la vida del animal.
Síntomas de contacto de oruga procesionaria y las mascotas
Según el veterinario Juan Antonio Aguado, director de la Clínica Montepríncipe, estos son los signos más comunes tras el contacto con una oruga o sus pelos urticantes:· Exceso de salivación o babeo constante.
· Inflamación en lengua, labios o cara.
· Dificultad para respirar o tragar.
· Vómitos, decaimiento o irritación ocular.
Ante cualquiera de estos síntomas, es esencial acudir de inmediato al veterinario. Cuanto antes reciba atención, mayores son las posibilidades de evitar daños irreversibles.
Qué hacer si tu mascota ha estado en contacto con una oruga procesionaria
Primero, alejar al animal de la zona para evitar más exposición. Después, lava la parte afectada con agua templada sin frotar, para eliminar los tricomas y reducir el efecto de las toxinas. Es importante usar guantes durante la manipulación para proteger tu propia piel.El veterinario podrá aplicar antiinflamatorios, corticoides o antihistamínicos, según la gravedad. En casos severos, puede requerirse medicación intravenosa como dexametasona o metilprednisolona, como explica Aguado.
Cómo prevenir el contacto
La mejor medida es la prevención. No obstante, evita pasear a tus mascotas por zonas con pinares y abetales. Si no es posible, llévalo con correa y vigila que no se acerque a los troncos o a grupos de orugas.Si detectas bolsones blancos en las ramas, no los toques ni intentes destruirlos, ya que los tricomas pueden desprenderse fácilmente. En su lugar, informa al ayuntamiento o contacta con una empresa especializada.
Tratamientos eficaces contra la procesionaria
Desde Rentokil Initial, expertos en control de plagas, se, recomienda actuar durante todo el año aplicando diferentes estrategias según el ciclo biológico de la oruga:● Otoño – Endoterapia: inyección de un fitosanitario directamente en el tronco del árbol, que se distribuye por la savia y elimina las orugas al alimentarse de las hojas. Es un método ecológico, con bajo impacto ambiental y seguro para personas y animales.
● Otoño/Invierno – Pulverización: adecuada en grandes zonas donde no es viable la endoterapia individual.
● Invierno/Primavera – Anillos o collares: se colocan en el tronco para capturar a las orugas cuando descienden al suelo.
Estos tratamientos deben ser realizados por profesionales cualificados, ya que manipular los bolsones sin experiencia puede resultar peligroso.