En el momento en que el perrito llega a casa, debemos pensar que lo que más importará en los próximos meses será él; la convivencia va a depender de que lo eduquemos a la perfección. El mejor método de adiestramiento canino es sin dudas la recompensa del buen comportamiento, es decir, de cuando obedezca a nuestras órdenes. Es algo fundamental darle premios para enseñarle de un modo positivo, y para que él mismo se sienta con más ganas de obedecer. Las galletas para perros son pequeñas comidas por las que tu mascota sería capaz de todo. Pero antes de comenzar debemos recordar que todo tiene un precio, de modo que si el perro quiere el premio deberá sentarse, echarse o darnos la patita, todo lo que le digamos. De esta manera recibirá una recompensa por su esfuerzo.
Las mejores oportunidades de un perro para obtener comida fácil es cuando cocinamos, o incluso simplemente al abrir la nevera; nos ponen su mejor cara de “perrito apaleado” para incitarnos a darles algo que, por otro lado, no se merecen. Tampoco podemos darle un premio cuando hace algo malo, o le acabamos de regañar; eso sólo serviría para confundirlo. El adiestramiento canino se basa en la consistencia y la coherencia de nuestros actos con los suyos: si hace algo mal y lo regañamos, luego no podemos ir a acariciarlo por mucha carita de lástima que nos ponga.
Los perros aprenden por repetición. Si cuando se tumbe, o hagamos que se tumbe, lo premiamos profusamente, acabará por comprender que obedecer la orden “túmbate” le dará algo de comida. Con el tiempo deberemos ir dejando las golosinas a un segundo plano y cambiarlas por palabras en un tono cariñoso, por caricias, para que únicamente obedezca a nuestra orden. Al final, su mayor recompensa será “buen chico” o “muy bien”. De no ser así, al final nuestro perro sólo nos obedecería si tenemos la chuchería en la mano. Hay que pensar también que no podemos abusar de ciertas golosinas, como los embutidos, porque no son el alimento más sano para los perros.
Recordemos que todo aprendizaje necesita tiempo, y nuestra mascota no lo entenderá todo en seguida. Igualmente tenemos que pensar que, como los humanos, los perros también se pueden aburrir. No debemos exigirle que esté todo el día obedeciendo mecánicamente órdenes como “dame la patita” o “échate”, porque eso podría acabar por retrasar más el aprendizaje, y no lo contrario. Un buen método para educar a tu cachorro, enseñarle graciosos trucos, es ponernos unos cinco minutos para repasar lo aprendido anteriormente, y otros cinco para algo nuevo.
Sobre los castigos, tenemos que huir siempre de las correcciones físicas: así sólo lograremos un perro miedoso. Los perros jamás aprenden nada con violencia, todo lo contrario. Con los castigos físicos sólo lograremos que sea inestable mentalmente. Las variaciones aceptables son muchas, aunque un “no” firme ya sirve para que el perro se dé cuenta de que algo no está bien en su comportamiento. Los premios y los castigos en el adiestramiento canino deben darse siempre en el momento de la acción, o el animal no entenderá a qué viene. De igual modo, lo mejor es que nuestro tono de voz sea siempre firme y tranquilo; sólo debemos gritar en casos extremos, o peligrosos. Los animales, perros incluidos, no entienden más por mucho que gritemos, más bien al contrario. La paciencia, la perseverancia y la firmeza son indispensables a la hora de educar a nuestro cachorro.
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Marcos Mendoza