Es algo bastante común que los perros tengan celos. Es probable que lo hayas visto: ha llegado el bebé, ha llegado el gato, u otro perro, y tu mascota empieza a tener comportamientos extraños que hasta entonces no había tenido.
Tal vez tu perro empieza a orinarse dentro de casa. Eso es que está marcando su territorio. Quizá siempre está pisando tus talones, mirándote con expresión triste, y busca una caricia o una golosina más. Eso es que quiere llamar tu atención.
Y quizá algunos de estos comportamientos sean divertidos e incluso tiernos. ¡Mira cómo tu perrito te persigue, tan bobito! ¡Mira qué lindo se ve, siempre pegado a ti! Pero ten en cuenta esto: lo está haciendo porque se siente desplazado. Y un perro desplazado puede ser un problema.
Si vas a traer a casa a alguien nuevo no esperes a que tu perro muestre comportamientos celosos para tratarlos. Empieza ya a trabajar en la socialización, y en la aceptación de nuevos miembros en la familia. No quieres arriesgarte, ¿verdad? Porque un perro celoso puede parecer adorable y dependiente, pero también puede morder. Y no quieres que muerda a tu nuevo gatito, ¿no es cierto?
Enséñale a tu perro cuál es su lugar, y asegúrate de no desplazarlo por muy absorbente que sea el nuevo miembro de la familia. Si es un bebé, acostúmbralo desde algunos meses atrás a que va a recibir menos atención por tu parte, para que no lo relacione con el niño; si es un nuevo perro, trátalos en la misma medida.
Marcos Mendoza
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