Una mañana.
Esta historia de gatos empezó una mañana cuando estábamos en el jardín Mota (mi gato/hijo) y yo disfrutando juntos como lo solíamos hacer cada vez que podíamos. Amábamos pasar el tiempo juntos…
El jardín.
Era nuestro lugar favorito. Solíamos mirar las plantas y disfrutar cada vez que se podía del sol.
Una mañana estábamos disfrutando del jardín cuando de pronto veo a Mota pararse y quedarse murmurando hacia un lado del jardín al levantar la mirada vi un gato plomo que paso corriendo y se fue hacia la escalera caracol.
La escalera Caracol y el primer encuentro.
Al subir detrás de él paso algo que jamás había pasado en los 13 años que compartíamos con Mota. Él me gruño, bufeo o no sé cómo llamarlo. Fue algo así como aléjate no te acerques más. Trate de cargarlo pues el otro gato aún estaba cerca y tenía miedo que algo le pase a cualquiera de los dos. Pero mi gordo me volvió a bufear hasta que voltio y bufeo como diciendo fuera al otro gato, fue ahí que comprendí que no me estaba atacando más bien me estaba protegiendo.
Bajé pues fue lo que entendí que quería Mota. Y él bajo detrás de mi cómo cuidándome mientras el otro gato desaparecía…
El hecho fortuito.
Este hecho más haya de llamar mi atención pues jamás había visto a Mota actuar así me dejo pensando en el otro gato al que no vi hasta días después
Mota era el gato más tranquilo y pacifico del mundo. Hasta acepto compartir su cama una vez que su primo Maki (un doberman pincher) se quedó con nosotros por un mes y algo más mientras su familia viajaba.
Espero les haya gustado este primer capítulo de nuestra historia…
Una linda cama para nuestros engreídos de cuatro patas.