Gracias a la asombrosa inteligencia de las palomas mensajeras, su gran docilidad y su espectacular habilidad para enviar de un lado a otro el correo en forma de pergamino, los aficionados de estas peculiares aves se han animado a aumentar su cría y entrenamiento. Con la intención de no dar por perdida esta preciosa tradición, esta actividad se ha organizado con el nombre de colombofilia y para todos aquellos que la conforman, las palomas dejan de ser "las ratas del cielo" para convertirse en unos animales tiernos y amigables.
Son unas criaturas muy entregadas y rápidas cuyo objetivo primordial es realizar su misión lo antes posible; labor más sencilla en virtud de su excelente sentido de la orientación. Su agilidad les permite alcanzar alturas asombrosas y son capaces de recorrer unos ochocientos kilómetros en un día.
Una historia con garra
La función primitiva de las palomas mensajeras fue la de comunicar actuaciones históricas y victoriosas para que quedara constancia de la grandeza de algunos personajes que conocemos muy bien a través de los libros de historia. Todo comenzó 2.800 años antes de Cristo, cuando las palomas ya revoloteaban con fuerza adornando el cielo de numerosas ciudades.
En algunos acontecimientos bélicos se recurría a este ancestral medio de comunicación para notificar triunfos y fracasos a los altos mandos. En la Primera Guerra Mundial, nuestras emplumadas amigas eran un auténtico privilegio para los que las poseían. También estuvieron presentes en la Batalla de Waterloo y, cuando se produjo la Segunda Guerra Mundial, fueron ellas las que anunciaron el desembarco de Normandía a los franceses sin que los alemanes llegaran a interceptar la información.
Pero las noticias no eran lo único que transportaban: en tiempos de paz eran utilizadas por los hospitales para enviar muestras de sangre a los diferentes laboratorios. Su eficaz labor ha conseguido que en la actualidad, los ejércitos de diversos países tengan miles de ejemplares reservados para sus misiones especiales, por la seguridad y confianza que han demostrado.
La colombofilia, en proceso de expansión
Ya son una multitud el número de personas aficionadas al entrenamiento de estas aves. La colombofilia es una actividad apta para todo el mundo. En los países asiáticos se realizan apuestas para comprobar la rapidez de estos hábiles pájaros. Por esta razón, los ricos empresarios son capaces de pagar cantidades escalofriantes de dinero por la mejora de los entrenamientos y cuidados de estas palomas. Su adiestramiento requiere un amplio apartado de especificaciones para que éstas consigan realizar su labor eficazmente pero, de todos modos, es preciso tener en cuenta algunas reglas básicas.
Uno de los aspectos más importantes por los que estas palomas deciden regresar a su lugar de origen, es el cariño que reciben en él. Para ello, es esencial que el adiestrador se preocupe por la limpieza y cuidado diario de su hábitat. Hay que separarlas de sus semejantes a los tres meses de edad para criarlas en un lugar apartado. De este modo, serán ellas las que decidan iniciar sus vuelos cuando lo crean conveniente.
Para conseguir una excelente paloma mensajera, es preciso que esté continuamente bajo control, cuidando que no se escape en ningún momento. Una forma de conseguir que se acostumbre a estar en el palomar, es recortando las plumas largas con las que termina su ala izquierda, más conocidas como ¿remeras¿. Cuando realice sus vuelos en total libertad, se aconseja que esté siempre acompañada por palomas ya adiestradas, para que se limite su paseo sólo al lugar de entrenamiento y aprenda a destacar del bando. La suelta se realizará cada tres o seis días y se empezará con distancias cortas de unos 15 kilómetros, ampliando paulatinamente el recorrido.
Unas características diferentes
Aunque físicamente todas las palomas parezcan idénticas, las características de las mensajeras son muy diferentes a las del resto. Al contrario de las domésticas, tienen una gran facilidad para encontrar su palomar a una distancia considerable. Además, son muy resistentes a la fatiga y a los cambios climáticos.
Cualidades congénitas como la vitalidad y la agilidad son transmitidas de generación en generación, ayudando de esta forma a la conservación y mejora de la especie. Uno de sus rasgos más diferenciadores es su plumaje suave y abundante que destaca por su luminosidad y por sus espectaculares colores.
Aunque los medios de comunicación actuales hacen de las palomas mensajeras un sistema de comunicación obsoleto, entrenarlas puede convertirse en una afición con la que, sin duda, disfrutarás mucho. Son aves muy inteligentes que harán de su hábitat particular un lugar para vivir y también para trabajar como "carteros" muy especiales.