Escribimos este post sin absolutamente el más mínimo ánimo de ofenderte o producirte sentimiento de culpa: todos somos humanos, pero debemos tomar conciencia sobre las repercusiones que puede generar nuestro comportamiento en otros seres vivos. Por eso, traemos algunas razones por las que no hacerte con un pez:
No es su hábitat
Nadie acoge a un pez: no es un animal desamparado y abandonado que requiera protección. Los peces no se adoptan, se compran. Tampoco es una especie análoga a la de los perros y gatos (por ejemplo). El único cuidado que les debemos brindar es dejarlos en paz. Figúrate a ti mismo viviendo en una cápsula de aire, en algún lugar remoto del océano, al servicio de un calamar tirano que asegura adorarte, mientras lanza migajas de pan y te contempla como un poseso a través del cristal. ¿Sería maravilloso, no crees?No es un adorno
Muchas veces los utilizamos con fines ornamentales, como si adquiriéramos un sofisticado sillón para nuestro salón. Si es tu caso, no te estamos incriminando (de corazón). Simplemente, tratamos de inducir a un mayor grado de reflexión a la hora de tomar decisiones en torno a los animales. Repara en ello; compras un ser vivo para colocarlo en un sitio y que quede reducido a un mero objeto de decoración. ¿Harías lo mismo con un gato?Lo pasan francamente mal
¿Alguna vez te han dicho que tienes "memoria de pez"? Pues siéntete halagado: son sumamente inteligentes, así lo certifican algunas investigaciones universitarias. Por ende, poseen personalidad, toman plena consciencia del dolor y son sensibles al estrés. El contacto social con otras especies puede provocarles una copiosa angustia, al igual que la ausencia de interacción con otros animales marinos (depende de la naturaleza de cada ejemplar). En todo caso, no querrás que te acabe montando el numerito del psico-brote al estilo pez:
Debemos conservar el entorno
Aquí viene... Te hemos estado dando una tediosa monserga para llegar a este controvertido punto, pero nos comprometemos solemnemente a reducir toda posible connotación hippie en el discurso. Tenemos plena convicción de que eres un lector bien instruido y conoces a la perfección las consecuencias medioambientales de la pesca excesiva (peligro de extinción, daños severos en el ecosistema marino...). Así que nos remitimos a una premisa más simplona: queremos que tengas presente el poder que posees (mucho) para permitir que otros animales tengan una vida digna y, nosotros -a su vez-, podamos disfrutar de la naturaleza.
Y si ya los tengo como mascota, ¿qué puedo hacer?
Si quieres regalarle una existencia decente a la que hasta ahora ha sido tu pequeña mascota, existen los santurarios. Son paraísos naturales donde los animales no domésticos cuentan con todo lo necesario para continuar su camino en completa armonía. Puedes encontrar uno cercano por internet (son más habituales de lo que crees), e incluso, algunos de estos refugios otorgan la posibilidad de realizar visitas periódicas al animal. Si aun deseas comprar un pez, al menos, deberíamos adoptar cierto grado de responsabilidad cuidándolos debidamente.
¡Hasta el próximo post!