Si bien los perros de razas pequeñas no suponen un gran desembolso económico en su alimentación o en necesidades de espacio, si son igualmente exigentes en atenciones dentro del hogar que uno de tamaño mayor y tendremos que poner de nuestra parte para lograr una correcta educación y que nuestro pequeño amigo aprenda las reglas que rigen la convivencia dentro de la casa y el grupo familiar.
Y es que, muchas veces en parte debido al tamaño de estos animalitos, se permiten y fomentan, aún de forma inconsciente, conductas que pueden resultar poco adecuadas, pero que resultan de entrada graciosas para la familia, y se van perpetuando en el día a día, como subirse a los muebles, sobre las personas, ladrar al menor ruido, gruñir o morder si algo le molesta, comer o pedir en la mesa, entre otras....
Estos perritos casi siempre inspiran ternura debido a su pequeño tamaño, más aún si son cachorros hasta el punto de que, muchos propietarios los tratan como niños pequeños o, incluso bebés, cuando lo cierto es que son animales que, como cualquier otro, precisan de cierto orden en su vida si queremos evitar que se conviertan en ejemplares caprichosos e imprevisibles.
Un perro que es visto y tratado como un niño pequeño, puede convertirse en un potencial tirano que crecerá sin orden ni disciplina. Para evitar conflictos, es necesario saber entender y educar adecuadamente a nuestro pequeño amigo. A pesar de su talla, no son niños y, es bueno darles un lugar de descanso propio, horarios y rutinas para que todo siga un orden lógico.
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