El destino de Harriet fue Florida donde esperaba ser adoptado, sin embargo, las cuidadoras observaron una conducta que les llamó mucho la atención de Harriet: no sabía dormir tumbado.
Harriet vivió mucho tiempo en una jaula tan estrecha que solo podía dormir de pie, por lo que pudieron filmar cómo el pobre animal no sabía dormir como el resto de perros.
Se nos rompe el alma al imaginarnos cómo debió vivir día tras día hacinado en una estrecha jaula sin apenas poderse tumbar para dormir.
Las cuidadoras tardaron un día en enseñarle a tumbarse para dormir y aún a día de hoy queda un camino largo para que Harriet pierda el miedo, se sienta protegido y preparado para ser un perro equilibrado, para poder ser adoptado por una familia que le quiera. Pero estamos segurísimos de que lo logrará y podrá recuperar el tiempo perdido.
Nosotros le deseamos lo mejor.