Thomas, cuando era niño, acostumbraba ir con su padre a un bar en el que siempre había un cartel de una corrida y que siempre observaba. Cuando fue lo suficiente mayor como para entender lo que significaba se dijo “algún día salvaré a un toro”.
Así fue, hace unos dos años, Christophe Thomas compró un toro de tres meses de la ganadería Domecq que iba a ser destinado a corridas de Barcelona y comenzó a darle el biberón. En los vídeos que circulan por internet, se puede ver a Fadjen (nombre del toro) correteando detrás de su dueño, jugando, siendo cepillado, tumbado… y cómo Thomas retoza con él al igual que un perro cariñoso y juguetón