EL FLEBÓTOMO MÁS ALLÁ DE LA LEISHMANIA. CONOCE SU HÁBITAT, PREFERENCIAS DE CRÍA Y CÓMO PREVENIR SU PICADURA A TODOS LOS NIVELES, DESDE EL CUIDADO DE TU CASA, HASTA LA PREVENCIÓN DIRECTA EN EL PERRO.
El Flebótomo, temido enemigo de todo propietario de un perro, es un insecto del Orden Díptera (moscas de 2 alas). Los más conocidos son las subespecies que hacen de vector de la Leishmania, si bien hay Flebótomos que también transmiten la labartonelosis y algunos arboviros. Su apariencia, parecida a la del mosquito, destaca por un cuerpo peludo, de color gris amarillento o amarillo pálido, y alas en ángulo sobre el abdomen (en descanso). Presentan un ciclo vital con 4 estadios: huevo, larva, pupa y adulto, completándose en unas 6-8 semanas en condiciones favorables.
En los estados previos al adulto y los machos adultos se alimentan de materia vegetal, pero las hembras requieren ingerir sangre para madurar los huevos y reproducirse. En la picadura, necesitan inocular saliva en la herida, ya que contiene anticoagulantes y vasodilatadores que facilitan la hemorragia y alimentación. Es esta saliva la que porta los temidos agentes infecciosos de los que son portadores. El huésped varía en función de la especie, pudiendo picar a mamíferos, pájaros o reptiles.
De naturaleza nocturna, rehuyen de la luz, siendo sus principales momentos de actividad el atardecer y la noche. Prefieren las zonas y épocas cálidas, razón de que su temporada comience con el calor, sobre Mayo, y finalice con el frío, a más tardar en Octubre; y en las regiones más cálidas, lo que explica porque en España son mayoritarios en el Sur y el Levante. Sin embargo, se está produciendo un desplazamiento hacia el norte, siendo sus límites los Pirineos. Se especula con diversas causas, entre ellas el calentamiento global.
Se reproducen en suelos arenosos húmedos y protegidos, como las bases de las paredes, mampostería deteriorada, grietas húmedas, suelos contaminados, jardines con gran densidad de plantas, etc. También requieren una abundante materia orgánica, sobre todo vegetal, que sirva de alimentos para los estadios pre-adultos y los machos, razón de la abundancia en las zonas más rurales. Sin embargo, es muy difícil localizar hábitats concretos, ya que su capacidad de desplazamiento es muy elevada y las zonas de posible cría abundantes. Esto es un problema para su control, que debe realizarse necesariamente contra los adultos y no contra las larvas (lo más eficaz en estos casos).
En los últimos años se han propuesto varias medidas para luchar contra el Flebótomo, algunas aún vigentes y otras más que rechazadas. Serían:
Completa destrucción del hábitat del Flebótomo y con ello eliminar las larvas. Es la única medida permanente, pero nada ética e imposible a nivel práctico por lo comentado anteriormente. Aunque sean muy molestos y peligrosos, son una especie más y tienen sus funciones en el ecosistema; hay que respetar su lugar en el equilibrio.
Rociar con insecticidas las zonas residenciales afectadas. Sería una medida muy costosa, sobre todo por tener que repetirse todos los años y varias veces.
El mantenimiento de la zonas comunes del perro es más asequible. Recomendaciones:
Evitar huecos y grietas en las paredes donde puedan ocultarse y limpiarlas con productos insecticidas.
Evitar que la zona en la que duerme, si está fuera de la casa, sea de suelo de tierra. Procura que descanse en una zona de cemento u otros materiales fáciles de limpiar, evitando lo máximo posible la humedad y acumulación de materia orgánica y suciedad.
Colocar trampas de luz ultravioleta o de papel adhesivo.
Prevenir la picadura en los perros mediante productos antiparásitos, ya sean pipetas, aerosoles o collares. La acción más sencilla, barata y, posiblemente, eficaz.La importancia de esta batalla contra el Flebótomo va más allá de nuestras mascotas, pues nosotros también somos huésped de estos insectos y también nos pueden transmitir Leishmania, que no es enfermedad exclusiva de nuestros perros.
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