Primeramente, vaciamos la casa que dejamos tanto como podamos, mientras el animal está aislado en un habitación con sus cosas y a salvo de accidentes. De ese modo, también le ahorramos golpes, ruidos, gente extraña, puertas abiertas…
Montamos, tanto como podamos, todos los enseres en la nueva casa para minimizar el estrés (obviamente habrá un montón de cajas, pero, para cuando llegue, los muebles y todo lo grande debería estar montado).
En primer momento, empezar con el animal en lo que será su zona de descanso (por ejemplo, una habitación) para que vaya acostumbrándose poco a poco a todas las novedades (sonidos, olores…). Cuando se le note cómodo en ese primer espacio (esté explorando, usando arenero, haya comido y bebido por ejemplo), hay que darle libertad total dentro de casa, para explorar su nuevo espacio (si hay un jardín y no es a prueba de gatos, mejor esperar para dejarle salir a tenerlo debidamente protegido).
Es normal que pase unos días raras mientras traza sus nuevos caminos de olor, así que es preciso supervisar sin intervenir demasiado y darle tiempo para que vaya familiarizándose con todo. Cariño sí pero sin superprotección.
La feromonas en difusor (Feliway) pueden ayudar a que los gatos se sientan cómodos rápidamente en su nuevo hogar y nos facilitan enormemente la tarea del traslado. Puedes instalarlo unos días antes de la llegada del gato para lograr el efecto tranquilizador deseado.
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Feliz cambio de domicilio gatuno.