Cualquier raza puede acudir a la montaña, aunque lógicamente los que pasarán menos frío serán los perros con el pelaje más largo. Si el vello de nuestra mascota es corto (como el del Bóxer) siempre podemos ponerle un pequeño abrigo especialmente diseñado para las excursiones en la montaña, que le permite una total libertad de movimientos a la vez que mantiene bien caliente su cuerpo. Por lo demás, hay que tener en cuenta que los perros toleran mejor el frío que el calor, así que no hay razón para negarles un día en la nieve.
El viaje y los preparativos
Antes de salir de casa conviene planificar bien el día, ya que no vamos a dar un simple paseo con el perro. Lo primero es llevar provisiones suficientes para que el animal esté correctamente hidratado y alimentado durante toda la jornada. Por ello, meteremos en el coche un par de botellas de agua y un plato de plástico donde pueda beber con normalidad. Tampoco es mala idea llevar una bolsita con pienso o bien con galletas de premio, ya que el esfuerzo físico que hará será bastante elevado y quemará mucha energía.La mayoría de los perros no se llevan muy bien con los viajes en el coche, así que haremos todo lo que esté en nuestra mano para hacerle la travesía lo más placentera posible. Si estás pensando en meterle en el maletero, olvídate de esta idea, ya que es el lugar donde peor lo pasan, incluso quitando la bandeja superior. En caso de ser un perro de tamaño medio o grande, lo mejor es llevarle atado en la parte de atrás, detrás del asiento del copiloto y separado del resto de los ocupantes por una malla plegable. Las razas más pequeñas pueden ir dentro de un transportín de mano, también en la parte de atrás.
Hay que tener en cuenta que, al igual que nosotros, pueden marearse con facilidad, así que no está de más darle una pastilla contra el mareo una hora antes de salir. Otra forma de evitar esta sensación es procurar no darle de comer al menos dos horas antes de la salida, ya que así tendrá el estómago más calmado. Y por último, lo más importante de todo: nuestra conducción. Debemos ser muy suaves, especialmente a la hora de frenar y girar, ya que el animal no es tan estable en el coche como en la calle.
!A disfrutar de la nieve!
Una vez hemos llegado a nuestro destino, lo mejor es buscar una zona tranquila lejos de las pistas y del bullicio de las familias con los niños. Así el animal podrá campar a sus anchas y explorar todo lo que le rodea sin miedo a que un trineo desbocado pueda causarle algún daño. Antes de saltar del coche, conviene untarle las almohadillas de las patas con una crema especial que las hidrata y las protege del frío. También podemos usar grasa de caballo o algún producto similar. En el caso de que nuestro perro tenga las almohadillas demasiado sensibles, podemos ponerle unos patucos protectores que le protegen del frío y la humedad, pero perderán agarre y se moverán con algo más de dificultad.La primera vez que pise la nieve, es muy probable que el animal se asuste y regrese corriendo al asfalto, ya que es una sensación nueva para él. No debemos forzarle nunca a que la pise, lo mejor es engañarle con su juguete preferido, tirándoselo a la nieve y animándole para que vaya a cogerlo. En cuanto se acostumbre a su tacto, no dejará de corretear y juguetear como un loco. Para él, será una sensación única, ya que podrá deslizarse, enterrarse, saltar, dar vueltas y hacer otras muchas cosas que no puede hacer durante un simple paseo por el parque.
Otra forma de disfrutar de la nieve es dando un agradable paseo bajo el tenue sol invernal. Así el animal podrá recuperarse del esfuerzo físico del juego, y aprenderá a relajarse en plena naturaleza. Aquí lo importante es vigilar el estado de sus patas. La nieve que se acumula en los caminos es más dura y compacta que la podemos encontrar en la montaña, y tiende a quedarse en forma de bolitas hielo entre sus pezuñas. Por eso es aconsejable limpiárselas bien de vez en cuando, seguro que el animal lo agradece. También podemos aprovechar estos descansos para darle de beber y de comer.
Recogiendo todo
El día llega a su fin y es hora de recoger todo para regresar al cálido hogar. Antes de entrar en el coche, es posible que el animal sienta molestias en las patas por culpa de la sal que se echa en la carretera, de ahí que sea imprescindible limpiarlas bien con agua antes de meterle en el automóvil. A continuación, secaremos bien al perro utilizando una toalla de ducha, prestando especial atención a las orejas y las patas. Aplicaremos vaselina en las almohadillas para evitar que se resequen y que puedan agrietarse.Procura que el animal se coloque en una postura cómoda en el asiento, ya que es muy probable que se duerma en el viaje de vuelta debido al cansancio acumulado del día. Ya en casa, puedes rematar el día dándole un baño de agua tibia en la bañera, ya que acabará bastante sucio tras haberse revolcado por media montaña. Al día siguiente, es posible que se queje un poco de las patas: es algo normal después del desgaste de la jornada anterior, pero vigila bien por si tiene alguna herida pequeña que no hayas visto.
Pasar un día económico en compañía de nuestra familia y nuestra mascota es mucho más sencillo de lo que parece. La Navidad cubre con un manto blanco gran parte de las montañas y las estaciones de esquí, así que se convierte en la época ideal para que nuestro perro conozca la nieve y pase un día inolvidable.
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