Era el año 2019, en una estación petrolífera a 220 kilómetros de la costa de Tailandia. Los trabajadores, atónitos, vieron nada menos que un pobre perrito nadando por su vida en el agua. ¡A más de 200 kilómetros de la costa! Nadie sabía cómo había llegado hasta allí, pero por supuesto los trabajadores lo dejaron todo y rápidamente prepararon una cuerda para recogerlo.
Naturalmente, en cuanto el perro estuvo en la estación lo limpiaron, alimentaron e incluso le pusieron una corona de flores. Lo mimaron hasta lo indecible y lo llamaron Boonrod, que en Tailandia se utiliza para nombrar a los supervivientes de un desastre.
Cuando pudieron dejar la estación se llevaron al perro, como es natural, y lo llevaron al veterinario y a la protectora de animales. Uno de los trabajadores, además, dejó constancia de que si nadie reclamaba al perrito, quería ser su adoptante.
No tenía chip identificador y nadie había preguntado por él. Todavía no se sabe cómo llegó hasta la estación. Pequeños misterios, un perro rescatado, ¡y que acaba en una familia!
Marcos Mendoza
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