Les cuento en qué tienes que fijarte es que al cuidar a tu gato: nuestro pelo tiene que estar suave, y nuestra piel no debe tener sarpullidos, manchas ni eccemas. Para comprobarlo, levanta el manto en varias partes de nuestro cuerpo, y comprobar que todo esté en perfecto estado. Comprueba también las patas, ya que pueden clavarse cosas o irritarse por otros motivos.
Los síntomas de que algo va mal en el organismo de nuestro gato son las heridas abiertas, la manifestación de parásitos, la piel seca o sin brillo, la caída de pelo, las calvas o los bultos. Puede tratarse de esos problemas en sí, o ser una manifestación de algo más grave.
También hay que fijarse en el peso: el aumento o la bajada de peso repentinas, sin motivo aparente, pueden estar causadas por otras afecciones. También el sobrepeso puede provocar problemas de hígado, cardíacos u óseos.
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