Smiley, un precioso Golden retriever de Canadá, es uno de los perros más queridos en ese país. Su historia fue difícil, nació con problemas de visión y vivió sus primeros años en una fábrica abandonada.
Pero gracias a Joanne George su vida cambió, esta mujer lo adoptó y lo salvó de ser sacrificado. Hizo todo lo posible para intentar que Smiley recobrará la vista pero fue imposible. Fue entonces cuando decidieron cerrarle los párpados para mitigarle el dolor que llevaba sufriendo desde hacía ya años.
Su dueña se dio cuenta de que este perro tenía un carisma especial, y decidió que tenía que compartirlo, fue cuando se unieron al programa de St. John Ambulance y allí fue donde él se convirtió en un perro de terapia. Así es que Smiley visita diariamente a pacientes en residencias de ancianos y ayuda a niños con necesidades especiales en un programa de apoyo a la lectura.
¡Muchas gracias Smiley! ¡Gracias por hacernos sonreír!
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