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1. No cambies su rutina: Sabemos que lo que más tienes que hacer es comenzar a empacar, pero tu perro al observarte de arriba para abajo, puede entrar en estado de ansiedad, así que tómate un segundo y sácalo a pasear o juega con él para que no sienta el cambio. Eso lo ayudará a calmarse y darse cuenta que no lo dejarás.
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2. Llévalo a conocer el nuevo lugar: Si te es posible, lleva a tu perro un par de veces al nuevo lugar para que vaya reconociendo el lugar, deja que lo recorra y huela cada rincón, así cuando ya te mudes le será más familiar.
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3. No lo regañes si comienza a ladrar: recuerda que para tu hijo perro es difícil entender qué está pasando y el ladrar es su forma de preguntar qué pasa? por qué su casa ahora tiene mil obstáculos en formas de caja, respira profundo y háblale de forma dulce para calmarlo.
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4. El día de la mudanza, no lo pierdas de vista: Es muy fácil que ante tantas cosas por hacer el día de la mudanza y gente entrando y saliendo de tu casa, tu perro se sienta amenazado y trate de salir corriendo, ponle la correa y no lo apartes de ti, tu puedes entender qué pasa, él no.
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5. Es hora de reconocer el nuevo lugar: Aunque probablemente llevaste a tu hijo perro a que conociera su nuevo hogar, ahora que ya estarás ahí viviendo, acompáñalo a que huela cada parte y vele explicando cada lugar, el escuchar tu voz calmada hará que poco a poco tu perro se sienta cómodo.
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El mudarse no es un proceso fácil, pero puedes hacer que para tu perro sea un poco más sencillo y adaptable para que no le afecte en su salud emocional.
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Credito Fotos: Will Keightley Licencia CC 2.0
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