Este es un viejo dicho que trata sobre cómo de mal se llevan los perros y los gatos…Que el perro siempre ladra y persigue al gato, que el gato siempre huye y bufa al perro…Hay multitud de cuentos infantiles sobre este tema, y leyendas urbanas, y todo tipo de rumores sobre esta relación de enemistad. Ninguno tiene que ver con el adiestramiento canino que le des a tu mascota.
Si piensas eso de entrada es posible que tu perro se lleve mal con los gatos del barrio, porque tú ves al gato y te pones nervioso, y el perro lo nota y se muestra cauteloso y agresivo. Incluso si no es eso, si no están acostumbrados los unos a los otros puede haber problemas. Hay que tener en cuenta que sus naturalezas son totalmente opuestas: donde el perro es un animal sociable que necesita una manada y que considera la mirada fija un acto de confianza, el gato es solitario, independiente, y la misma mirada fija es una señal de amenaza.
Como ves, ¡el mismo lenguaje corporal tiene distintos significados! Un gato entiende una amenaza donde sólo hay curiosidad, un perro juego cuando lo están agrediendo…Son totalmente distintos, y si no están acostumbrados a tratarse ocurren los problemas que creemos que pasa en cualquier situación: gatos que bufan y arañan y perros que persiguen.
El adiestramiento canino es muy bueno para evitar pequeños problemas de animal cazador, de nerviosismo, de miedo,…pero en realidad lo mejor que puedes hacer para que tu perro se lleve bien con los gatos es…sociabilización.
De cachorrito debes acostumbrarlo a ver todo tipo de criaturas, incluidos los gatos. Al principio no muy cerca, y desde luego, ¡no con un gato arisco! La cuestión es que se acostumbre a estar cerca de los gatos para que nunca los considere un enemigo, o peor, ¡una presa! De esta manera tu fiel perro se llevará fantásticamente con todos los gatos…¡a no ser que le den motivos para enfadarse, claro!
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Muchas gracias,
Marcos Mendoza