Foto de gato anónimo hecha por gamppart usada con licencia Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)
Lo primero que hay que tener en cuenta es que los gatos son más sensibles a los cambios de temperatura que nosotros. Por eso mismo cuando el frío asoma ya tenemos a nuestro gato escondido bajo las mantas, estirado delante del calefactor o delante de la chimenea mirándonos con cara de pocos amigos porque aún no está encendida (como es el caso de Sora ).
Los calefactores
Seguramente habréis visto en más de una ocasión a un gato sobre un radiador calentándose la mar de tranquilo, pero eso es un problema si pasa demasiado tiempo pues podrían surgir problemas de pelaje, de piel debido a las altas temperaturas o incluso problemas pulmonares. Una de las mejores formas de que nuestro gato esté caliente sin ponerlo en riesgo es ponerle una bolsa de agua caliente en su cama, por ejemplo, o abrir bien las cortinas para que pueda tomar el sol.
La alimentación
Una de las cosas a tener en cuenta, también, es su alimentación, cuando hace frío es conveniente aumentar el aporte calórico y eso se consigue dándole más comida. Pero hay que ir con cuidado si nuestro gato no es un aventurero y se queda en casa pues podría propiciar que el animal aumentase de peso, así que a los gatos caseros no conviene aumentarles la dosi.
Tipos de gatos
Evidentemente no todos los gatos están igual de preparados para el frío, un bosque de Noruega adulto no debería tener ningún problema con el frío pues está preparado para él. Pero los gatos que no tienen pelo, como el Sphynx; los recién nacidos o los gatos mayores de siete años son los que más padecen el frío y son con los que hay que ir con sumo cuidado.
Como dirían los Stark: “Winter is coming…”. Sabemos que ya ha llegado, pero no nos hemos podido resistir.
Si queréis más información sobre cómo cuidar a los gatos cuando hace frío os hemos preparado un par de enlaces con más información: Todo sobre mi gato y Hogar manía.