En efecto, fuera del cine el Pastor Alemán es tal vez uno de los perros más versátiles y más usados en toda clase de tareas. Son entrenados para detectar drogas y bombas, para acompañar a los policías en sus rondas, son también perros soldado incluso hoy. Muchos son perros lazarillo e incluso perros bombero.
Así es, es un animal que puede servir para casi cualquier cosa, y que lo hace con entusiasmo y entrega. Son perros leales y muy trabajadores.
Pero entendámonos: el cine ha hecho mucho daño al Pastor Alemán.
Mucha gente cree que es el perro perfecto, tan inteligente que solo le falta hablar para ser una personita. Eso provoca una crianza extrema de esta raza, porque ¿quién no quiere un Pastor Alemán en su familia?
Hasta que pasan… cosas.
Hasta que rompe zapatos y muebles, escapa de casa, tira de la correa, se pelea con otros perros, bloquea el paso y es posesivo con juguetes, comida e incluso con personas.
Porque el Pastor Alemán es un animal muy serio, trabajador e inteligente, pero también tiene facilidad para volverse dominante y destructor. Es muy enérgico y, pese a todas las apariencias, no basta con darle cama, comida y mucho amor: hay que enseñarle a comportarse.
Muchas personas ignoran el adiestramiento como algo de profesionales para casos muy concretos, y no hay nada más lejos de la verdad. La manera de tener un Pastor Alemán sano, y realmente estoy diciendo SANO, es con un poquito de entrenamiento, unas bases de educación que lo hagan sentir a salvo.
¡No lo olvides! Darle todo lo que necesita es crucial, y el Pastor Alemán, como todos los perros, NECESITA unas normas.
Marcos Mendoza
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