Para lograrlo, los investigadores recopilaron información de vídeos y datos de movimiento de un perro llamado Kelp (un malamute de Alaska). En total registraron 24,500 fotogramas de 380 videos cortos obtenidos a través de una cámara GoPro colocada en la cabeza del can, además de centenares imágenes gracias a sensores de movimiento colocados en su cuerpo, cola y patas, con los que se crearon las redes neuronales.
En este caso, Kelp fue grabado en su vida diaria recibiendo estímulos naturales, así se detectó la información necesaria que podría ser aprendida y se determinaron tres modelos de redes neuronales artificiales: Uno permite predecir los movimientos futuros de un perro en función de los que ha hecho; otro define una secuencia de acciones para que el animal vaya de un sitio a otro a partir del análisis de dos fotogramas y, un tercer modelo clasifica objetos y define las zonas por las que el animal se puede mover.
Pero lo más interesante de la investigación es que demuestra que la red neuronal artificial es capaz de desarrollar una inteligencia visual como la de los perros, que les permite reconocer su entorno a simple vista. De esta forma, aunque es probable que no siempre haga lo que esperamos, el sistema es capaz de agregar a su conocimiento ciertas acciones básicas, lo que es un paso enorme dentro de este tipo de proyectos.
Vía The Verge