Incluso a día de hoy, alguien oye el nombre “pitbull” y ya piensa en un peligro. Internet está lleno de ejemplos de pitbulls que son dóciles, cariñosos y protectores, pero el estigma sigue presente en la mayoría de la población.
El Pitbull, en realidad llamado American Pitbull terrier, tiene una complexión fuerte debido a que durante mucho tiempo fue criado para peleas de perros. Algunos suponen que por eso es una raza predispuesta a la agresividad, cuando en realidad la agresividad no es un rasgo genético, sino aprendido: los perros aprenden a ser agresivos y a pelear, y a menudo lo hacen mediante tácticas de miedo y golpes.
Genéticamente, el Pitbull es un perro fuerte, como he dicho: es robusto, resistente, con mandíbulas poderosas y muy cabezota. Muy lejos de ser agresivos y desconfiados como la gente cree, son perros amables que están desesperados por agradar, que quieren jugar y ayudar a sus humanos.
Naturalmente, ni el mejor perro del mundo va a ser perfecto si no se le ayuda. Ya sea un Pitbull o un Yorkshire, necesita que le enseñen ciertas cosas: con qué puede jugar, dónde hacer sus necesidades, cómo pasear…
Y para enseñarle tienes que tener en cuenta lo siguiente:
El Pitbull es un perro con mucha energía, así que necesita grandes dosis de ejercicio para que pueda relajarse y prestar atención. ¿Verdad que cuando estás nervioso te cuesta concentrarte? ¡A él igual!
Será mejor que anotes las normas que quieres que siga: de esta manera serán más consistentes y habrá menos obstáculos.
Es un animal con mucha fuerza. Por eso, ante todo deja de lado los juegos de fuerza como tirar de la cuerda, o los juegos que simulen peleas. ¡Tiene unas mandíbulas muy fuertes para eso!
Eso es todo por hoy. Ante todo, recuerda: un Pitbull no es ni de lejos un perro malo o peligroso… sus enseñanzas lo son. ¡O la falta de ellas!
Marcos Mendoza
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