Un cachorro es fuente de alegrías... !pero también de travesuras! Sus ganas de inspeccionar cada rincón de la casa nos darán algún que otro susto. Debemos aprovechar su corta edad para transmitirle las normas básicas de comportamiento y evitar que se produzcan accidentes no deseados; si no, nuestro amigo creerá que todo lo que realiza es correcto porque nunca ha sido regañado por hacerlo. No te preocupes si tienes cachorros inquietos, en este post encontrarás la información que necesitas para controlarlo.
Medidas de seguridad
Para empezar, cómo nuestros cachorros son inquietos no deberemos dejar por el suelo o a su alcance objetos que pudieran lastimar a nuestro perro, como por ejemplo clavos, tijeras o alfileres, es decir, nada punzante que pudiera ser ingerido por él. Los cables eléctricos también son un riesgo que debemos evitar y los enchufes deberían estar tapados para que no los pueda lamer.
Si tienes cachorros inquietos debes evitar también que juegue con bolsas de plástico, puesto que podría asfixiarse, además de comérselas. Procuremos poner una tela metálica en el balcón, pues con toda seguridad -como hacen los niños- va a entretenerse tirando sus juguetes abajo. Las sustancias tóxicas (lejías, detergentes, etc.) y los medicamentos no deben estar nunca a su alcance.
Si se quiere cogerlo en brazos, hay que levantarlo colocando una mano bajo su tórax y no agarrándolo por las axilas cuando nos referimos a un cachorro, ya que los ligamentos de los omóplatos no están aún soldados y no lo estarán todavía por algún tiempo: podrían dislocársele los hombros.
El cachorro morderá todo lo que tenga a su alcance, debido a la dentición o a que se siente solo y aburrido. Debe tener próximos sus juguetes, retirando de su alcance los objetos prohibidos para él. Cada vez que le sorprendamos mordisqueando alguna pata de una mesa, así como una cortina o una silla, le regañaremos utilizando un ?no? tajante en desacuerdo con su actitud, pero luego le ofreceremos uno de sus juguetes.
Enséñale a no subirse a los muebles
La primera norma es nunca coger al cachorro y sentarle junto a nosotros en el sofá. Si nunca ha tenido el placer de subirse al sofá o a la cama, no sufrirá por esta prohibición. Si le dejamos subir, pensando que será una sola vez, confundiremos enormemente a nuestro perro. Él no entiende por qué cuando llega con las patas mojadas de la calle no puede subirse, y por qué en otras ocasiones le dejamos sin reprocharle absolutamente nada.
Cuando le sorprendamos encima de algún mueble, debemos hacerle bajar para regañarle a continuación. Seguramente no volverá a subirse mientras nosotros estemos presentes, pero si sospechamos que se sube al sofá o a la cama cuando nosotros no estamos, tendremos que recurrir a productos repelentes de venta en tiendas especializadas.
También se pueden poner durante un tiempo plásticos que hagan mucho ruido y que le resulten desagradables. Otro método que se usa si los anteriores no dieron resultado, es llenar una lata con tornillos y atarle un cordón. Se deja la lata encima del sillón y cuando el perro piense que está solo y se suba tiraremos del cordón para que la lata caiga al suelo. El estrépito le mantendrá alejado del sillón.
Qué hacer si tu perro roba
Cuando el perro roba comida, objetos de la casa o juguetes de los niños, el can entra en competición para afirmar su grado social. Cree que es dueño de todo y que puede disfrutar de todo. Para evitar que el cachorro se convierta en un déspota al que hay que consentirle todo, es necesario hacerle comprender que todo lo que está a su alcance no le pertenece. De hecho, los otros miembros de la familia pueden alegar mayores derechos porque están por encima de él en la escala jerárquica. Será necesario cortar inmediatamente cualquier pretensión suya con un ?no? tajante.
Si esto no funciona se puede llenar una lata con algo que suene mucho, como por ejemplo tornillos, y atarla a un cordel. Si el perro roba de la mesa o del cubo de la basura, se deja encima esta lata sin que el perro lo vea, además de algo de comida al lado. Cuando el perro se suba a la mesa a por el señuelo, se tirará de la cuerda y el estrépito posterior le dará miedo. Se trata de una reacción que no olvidará y que le impedirá volver a acercarse a la mesa.
Cómo evitar que ladre descontroladamente
El ladrido es algo natural en el perro, es su forma de comunicación. Él quiere ser nuestro guardián y hay que permitírselo en determinados momentos, como cuando llaman a la puerta o se produce un sonido desconocido. Debería aprender a dejar de ladrar una vez ya haya dado la alarma; con un ?basta? tiene que entender que su actuación ha finalizado.
En muchos casos el perro ha aprendido a utilizar el ladrido como truco para conseguir lo que quiere. El perro relaciona el ladrido con una recompensa: ir a pasear, comer, libertad etc. Por supuesto en ningún caso se debe acceder a sus peticiones por este método. Primero, quizá sea molesto aguantar su insistencia, es decir, sus ladridos, pero una vez vencido este obstáculo habremos dado un paso más allá en beneficio de su educación.
La huída puede acarrear peleas
Cuando un perro huye de casa y luego vuelve, no es aconsejable pegarle ni castigarle. El perro sólo asocia y asimila el momento presente, el instante, y relacionará que le castigan porque vuelve. La consecuencia más lógica es que la próxima vez puede ser que ya no vuelva por temor a su reacción. A su llegada es importante exagerar y expresar alegría para que sienta la gratificación de volver al hogar.
Lo más aconsejable cuando vemos que nuestro amigo se enfrenta a otro animal es no hacer ningún gesto raro, ni poner las manos cerca de sus cabezas o lomos, ya que podrían dañar a la persona en un gesto de rabia. Siempre se debe intervenir a una distancia prudencial cogiéndolos de la cola y levantándolos hacia arriba; el hecho de perder el equilibrio les hace soltar al ?enemigo?. También podemos emplear la correa o lanzarles un objeto que los sorprenda.
Fuentes de información: Perrikus