Cuidar un Carlino no es tan difícil como muchas personas piensan. Sí, se distrae muy fácilmente y es muy cómico, con su carita y sus cabriolas, pero eso no implica que tenga dificultades para aprender. Parece que le guste el sonido de la risa humana, porque siempre parece estar haciendo el payaso, con lo que la diversión está más que asegurada con estos perros.
El Carlino o Pug vive tan tranquilo en pisos como en casas, de cualquier tamaño. Es limpio y de hecho incluso huele poco a perro, algo que sorprende a muchos propietarios primerizos. Eso sí, es un poco ladrador (y su ladrido es muy grave, extraño para su reducido tamaño) cuando suena el timbre o llegan visitas, y muchos ejemplares roncan.
Es un buen perro para ancianos y para personas discapacitadas, pero no debemos olvidar que también necesita su parte de ejercicio; si no se lo damos se volverá sedentario, y si no se convierte en un torbellino de nervios sufrirá de obesidad. Como cualquier perro el pug necesita ejercicio, al igual que cariño y compañía, aunque lo cierto es que no es el más dependiente.
A la hora de elegir este perro debes tomar en cuenta sus necesidades. Comida equilibrada, un poco de sano ejercicio, paseos diarios, compañía y afecto, esto es lo que cualquier perro necesita para estar sano física y mentalmente. Como es un poco independiente no necesitará que estemos siempre encima de él, pero siempre estará dispuesto a hacer gracias para el deleite de sus dueños, ¡eso sin duda!
En definitiva, para cuidar un Carlino no necesitas ser un gran deportista ni tener grandes nociones de adiestramiento canino, basta con que sepas poner límites, seas firme, y sobre todo tengas muchas ganas de divertirte con tu perro, porque con este chiquitín la risa es lo último que te faltaría.
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Saludos,
Marcos Mendoza