Al igual que ocurre con las personas, la formación de placa bacteriana en la boca de nuestros perros y gatos ocurre de forma habitual y, si no se remedia, puede dar lugar a enfermedades más graves como problemas de corazón, daño renal o problemas de hígado.
Aproximadamente 8 de cada 10 perros y gatos han desarrollado algún problema dental a la edad de tres años.
Los restos de alimentos que quedan entre los dientes generan una alteración de la saliva, lo cual es un entorno ideal para el crecimiento de bacterias. Estos depósitos ejercen presión sobre las encías causando inflamación e hinchazón. Se suele abrir una especie de bolsa entre las encías y los dientes que puede provocar que los dientes se aflojen y se acaben cayendo.
Las causas habituales de la acumulación de sarro son los dientes no alineados de determinadas razas, la alimentación excesiva, los alimentos de mala calidad y la falta de limpieza.
Uno de los muchos mitos que hay sobre la higiene dental de perros y gatos es la idea de que el pienso mantiene los dientes de limpios, mientras que la comida casera los ensucia y provoca sarro: esto no es cierto.
Los perros y gatos suelen tragar la comida seca entera (el que haya visto alguna vez un vómito de su animal habrá visto que las bolas de pienso están intactas), esto es porque, a diferencia de nosotros, ellos no tienen en la saliva ciertas enzimas que predigieren la comida, como la amilasa, encargada de digerir el almidón. Incluso cuando la mastican la hacen añicos, así que el contacto entre las bolas y los dientes se produce sólo en las puntas de los mismos, y no en la encía que es donde se acumula el sarro.
Esto no quiere decir que la comida casera o blanda limpie los dientes, simplemente que, la comida, sea cual sea, no está hecha para limpiar los dientes, la comida los ensucia. Esto es algo que parece muy lógico pero que se nos olvida muy a menudo. Por lo tanto, si un animal come pienso, comida casera o Naku, lo que siempre va a necesitar es que le procuremos una buena salud dental, bien sea dándole huesos para morder o haciendo las limpiezas nosotros mismos.
Cuando se descuida la higiene dental durante mucho tiempo, pueden aparecer síntomas que nos indican que hay una enfermedad periodontal:
- formación visible de sarro
- mal aliento
- sangrado de las encías
- salivación excesiva
- dolor al masticar e incluso pérdida de apetito y de peso.
Mantener los dientes y encías de tu gato o perro sanos requiere un compromiso por tu parte. Las bacterias están siempre presentes en la boca, y, a las pocas horas de una limpieza profesional, ya están trabajando en la creación de un depósito pegajoso en los dientes. En 24 horas, la placa comienza a endurecerse y convertirse en sarro.
Estos son los remedios que puedes utilizar para mantener sana la boca de tu compañero:
- La dieta es extremadamente importante, sin la nutrición adecuada, las encías no pueden repararse ni mantener la elasticidad adecuada. Busca alimentos con ingredientes de calidad.
- Limpiezas habituales: Semanalmente revisa el estado de su boca para retirar la placa que se haya podido formar, puedes utilizar un cepillo normal, aunque existen cepillos específicos con dedales.
- Acostúmbrale desde cachorro a las limpiezas de boca: Como este es un problema que no suele surgir hasta los dos años de edad, son pocas las personas que se preocupan de acostumbrar a su perro a las limpiezas de boca. Esto nos evitará tener que utilizar sedantes para hacer las limpiezas de boca, con el consiguiente riesgo y gasto en veterinario que eso supone.
- Si tu perro o gato ya ha empezado a acumular sarro, puedes utilizar productos naturales que te ayudarán a reblandecerlo. Eso sí, luego tendrás que encargarte de limpiar la placa para que no se vuelva a endurecer. Estos productos son muy eficaces, pero no se recomienda su uso durante más de 2 meses ya que el sarro se acaba haciendo resistente al producto y deba de funcionar.
- Ofrécele un “cepillado natural”: Esto se puede hacer con verduras crudas y duras como la zanahoria o con un poco de pan duro. También puedes darle huesos crudos, pero busca huesos de gran tamaño para asegurarte de que los mastica y evitar atragantamientos. Los huesos de menor tamaño como los de pollo o pavo pueden servir para los gatos, pero nunca para perros. Eso sí, recuerda que los huesos siempre tienen que estar crudos para evitar que se astillen.