El agaporni, también llamado 'inseparable' (por su monogamia) y 'pájaro o lorito del amor', es un ave que llama la atención por el llamativo colorido de su plumaje. Podemos encontrar bellos ejemplares a partir de los 10 centímetros de altura y una de las características de su morfología más apreciada es su pico. La orden a la que pertenece es la de los Psitaciformes y pueden llegar a desarrollar la capacidad de emitir sonidos por imitación, pero no de hablar tal y como lo harían sus parientes los loros. Su llegada al continente europeo se produce alrededor del año 1820. A su increíble belleza se le une un carácter vivaz, alegre, cariñoso, sociable y juguetón.
La versatilidad de sus patas hace que los agapornis puedan utilizarlas indistintamente como pies y como manos, por eso no es de extrañar que las utilicen, además de su pico, para alimentarse y también para andar por la jaula. La longevidad de los pájaros del amor es bastante alta, llegando a cumplir quince años los ejemplares que han sido cuidados a conciencia evitando enfermedades. Uno de los problemas que presentan es, a la hora de la reproducción, la diferenciación de sexos, aspecto que dejaremos en manos de expertos.
La casa del agaporni
Hay que tener muy presente que se trata de aves exóticas procedentes de las zonas tropicales africanas y, por tanto, acostumbradas a otro tipo de hábitat muy diferente al de una vivienda. No obstante, suelen aceptar sin problemas la cotidianeidad. Además, es preferible que haya pasado un mes y medio desde su nacimiento para que así puedan comer por sí mismos. La jaula debe tener una anchura de 60 centímetros en adelante y tenemos que olvidarnos de la coexistencia con otras aves como canarios o periquitos puesto que no admiten la convivencia con especies diferentes. Es vital que la 'casa' del nuestro amigo alado se airee y no esté expuesta a malos olores.
El material de la jaula deberá ser preferiblemente metálico, puesto que las maderas pueden albergar con el tiempo restos de comida o suciedad de los excrementos que pueden desarrollar enfermedades que afectarían a nuestro pequeño amigo. Cuidaremos también su ubicación debido a las temperaturas extremas y a los posibles cambios en la misma. Además no la dejaremos al alcance de otras mascotas que tengamos en nuestro hogar, como perros o gatos. Durante el día pondremos la jaula al sol indirecto un rato, mientras que por la noche protegeremos a nuestro agaporni cubriendo la jaula con una tela que evite las corrientes de aire nocturnas y la visita de mosquitos.
En cuanto al 'mobiliario de la casa' de este simpático lorito, deberemos colocar varios elementos para que la mascota pase su cautividad de la mejor manera posible. Tenemos que armar la jaula con perchas donde los agapornis puedan apoyar sus patas, saltar de una a otra, asegurándonos de la higiene y buen estado para evitar parásitos e infecciones, por eso no dudaremos en usar cepillos y desinfectantes que nos faciliten la labor de la limpieza. Cuidaremos mucho de los bebederos, que contarán siempre con agua potable; comederos, donde el alimento nunca será escaso, y un pequeño rincón para que el pájaro pueda asearse a modo de bañera.
Un dieta equilibrada
Las semillas son el alimento por excelencia de los pájaros, constituyendo un menú perfecto las de avena, alpiste, girasol e, incluso, una mezcla de las mismas. Pero para completar la dieta de esta simpática ave, nada mejor que darle de vez en cuando alguna fruta, como manzana, o verduras como la zanahoria. Deberemos lavar bien este tipo de comida y dársela en trozos pequeños para que no se atragante. En cuanto al calcio, se descartan los alimentos lácteos, puesto que un exceso de los mismos puede generar desde la pérdida de las plumas hasta el fallecimiento del agaporni, por eso recurriremos al hueso de jibia y también a las papillas a base de huevo, que fortalecen notablemente a los agapornis en su crecimiento.
Una familia muy numerosa
El agaporni es un animal del que se cuentan más de 300 especies diferentes, pero la mayoría de las clasificaciones contemplan como las más conocidas las siguientes:
* Agaporni Fischer (15 cm.), cuyo origen está en las cercanías del gran lago africano Victoria. Su alimentación, a parte de las recurrentes semillas, admite también algunas verduras y frutas. El ejemplar femenino es un poco más grande que el masculino. Su colores básicos son: abdomen amarillo, plumas verdes y cuello y frente anaranjado. Su longevidad alcanza los ocho años. En cuanto a la reproducción, no tiene problemas en la cautividad, llegando a nacer hasta cinco polluelos que son independientes tras un mes y medio aproximadamente.
* Agaporni Roseicollis (de 15 a 17 cm.), es un ejemplar que gusta mucho de semillas como girasol avena, mijo y, por supuesto, alpiste. La tonalidad de su cuerpo es verde, pero también se aprecia un cuello rosa y plumas rojas. Un híbrido de esta especie presenta cuello rojo y cuerpo de color amarillo. La cría se lleva a cabo sin ningún tipo de problema con una incubación de unos 23 días.
* Agaporni Personata (14 cm.), al que también se le llama 'enmascarado' por su blanco anillo ocular. Puede llegar a vivir una década y su desarrollo no presenta incidencias si se siguen unas pautas de higiene marcadas. Su reproducción es igual que la del Roseicollis. Por último, señalar que los colores por los que se le reconoce son verde en el cuerpo, amarillo en el pecho y negro en la cabeza. También tiene una mutación que colorea su pecho de gris y su cuerpo de azul.
* Agaporni Cana (13 cm.), que hunde sus raíces en Madagascar. Es muy famoso por su cabeza grisácea y por el color verde de las hembras. Un dato curioso que destaca de su reproducción es que la época de cría es el invierno en occidente, para adecuarlo a su lugar originario en el hemisferio sur. Su dieta se compone también de frutas, verduras y abundantes semillas. Se convertirá en una agradable compañía durante un periodo de hasta ocho años.
* Agaporni Taranta o de Abisinia (17 cm.), quizá la especie más común dentro de los adorables pájaros del amor. Coincide en la línea de la monogamia y de la reproducción general del resto de sus 'parientes'. Su desarrollo será perfecto si consideramos en su alimentación diaria las semillas más comunes y también alguna fruta o verdura extra. Su cuerpo es verde y su frente presenta una tonalidad media entre el salmón y el rosa.
Reproducción
A pesar de que podemos aumentar la familia de nuestro agaporni a partir del primer trimestre de vida, los expertos recomiendan como fecha óptima para el comienzo de la reproducción el año de vida. Tendremos que preparar nidos artificiales y para ello nos ayudaremos de los materiales que nos proporcionan las tiendas de animales, dejando aconsejarnos por ellos.
La puesta de la hembra deriva automáticamente en la incubación de los huevos cuyo número puede llegar a alcanzar ocho, a los que la futura mamá dará calor hasta su eclosión tras una media de 25 días. El plumaje con el que nacen los pequeños agapornis se va perdiendo y el definitivo comienza a dejarse notar a partir de la cuatro primeras semanas de vida.
Si quieres disfrutar de las bellas tonalidades de un pájaro de reducidas dimensiones, nada mejor que elegir al agaporni como compañero. Sus alegres trinos te divertirán durante mucho tiempo siempre y cuando le proporciones todos los cuidados necesarios para que permanezca sano y en las mejores condiciones.