Los basenji son perros activos y alegres llenos de peculiaridades: esta raza no ladra, si no que emite un canto, como un pájaro; además no despiden el olor normal de los perros, y de hecho se asea él mismo como lo haría un gato, lo que nos ayuda a no tener que bañarlo tan a menudo como a otros. En su infancia es bastante movido e intranquilo, pero se serena cuando llega a la adultez.
El basenji fue en sus orígenes un perro rastreador y cazador en las bastas llanuras africanas. Surgió en África, como queda claro; de hecho hay esculturas y grabados en el antiguo Egipto que muestran a un animal muy parecido a éste, lo que nos viene a dar una idea de cuán antigua es esta raza.
Este es un perro que no necesita demasiadas atenciones. En su infancia pueden ser un poco destructivos con los muebles, pero se els pasa; lo mejor que se puede hacer es conseguirle juguetes para masticar. Por lo demás, no es excesivamente demandante de afecto, y por el contrario la ausencia de ladrido y olor característico lo convierten en una mascota muy curiosa y apreciada. Es complaciente con su dueño y bueno con los niños, aunque es mejor enseñar a los chiquillos que el rabo de los perros no se puede tirar sin descanso por divertido y mono que parezca.
El basenji es un perro cariñoso, activo pero no en demasía, así que su adiestramiento es fácil si se empieza desde muy temprana edad. Sus peculiaridades lo convierten en un perro muy fácil de educar: basta con seguir las normas lógicas del entrenamiento, como la firmeza, los límites bien definidos, y recompensar el comportamiento adecuado.
En resumidas cuentas, el basenji es un perro para lugares amplios, a poder ser, pero se adapta a hogares pequeños. Necesita una educación firme, límites, normas, una rutina, compañía, y algo de paciencia. Salir a dar largos paseos con uno de estos perros es una experiencia muy gratificante y saludable, ¡siempre que lo tengamos bien educado!
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Saludos,
Marcos Mendoza