Hasta aquí podría ser la descripción de un perro cualquiera, pero si a todo esto se le añade una fidelidad total hacia el amo, una fealdad adorable, una pereza innata, una testarudez hasta la desesperación, un carácter flemático admirable, una paciencia sin límites, una capacidad de sufrimiento increible, una valentía sin fisuras, un aspecto temible y agresivo y, sobre todo, una capacidad para demostrar a los suyos y los demás un cariño ilimitado, entonces ya no se habla de un perro cualquiera, sino de él: el Bulldog Inglés.
Un perro de familia
Detrás del aspecto serio y constantemente preocupado, del cachorro Bulldog se esconde un verdadero payaso lleno de vitalidad, que salta y, de repente, se tira en el suelo y se duerme con expresión beatífica. Cuando llega a la edad adulta sigue siendo un perro lleno de vitalidad que mantiene un aire severo y gruñón. En realidad, el Bulldog Inglés está siempre atento a cuanto sucede a su alrededor y es un perro sensible; si se le riñe injustamente estará enfadado el resto del día.
Él, que fue un perro de pelea en otros tiempos, no soporta la brutalidad; busca ante todo el calor humano y lo que más teme es la soledad. Hay, pues, que rodearlo de ternura y empezar lo más pronto posible a desarrollar su excelente carácter, educándolo con dulzura y estimulando su inteligencia.
Con los niños es uno de los animales más complacientes y pacientes que existe. Un peso pesado al que se debe dosificar su fuerza; basta simplemente con tener cuidado para que los juegos no lo agoten. Lo mismo hace el payaso hasta el ridículo en la intimidad de la familia, que se muestra grave y digno cuando las circunstancias lo exigen. Ante el extraño que se acerca se convierte en un animal decidido y vigilante (aunque sin agresividad), y una vez que ese extraño es recibido por su amo, no tardará en mostrarse amistoso a su manera, es decir, rezongando y frunciendo el ceño.
Su carácter
El Bulldog Inglés es un perro paciente, dócil y tranquilo, pero en ningún caso servil, orgulloso o rastrero. Forma parte del grupo de perros a los que se atribuye cierto sentido del humor. Además, sabe estar tranquilo, no es nada ruidoso, ladra poco y siempre con razón, y con los demás perros se muestra tolerante a condición de que no lo agredan. Es un perro que se hace querer por su temperamento seguro, entre bonachón y atento, tanto como por su sorprendente físico (algunos le encuentran la belleza de los feos).
En fin, el Bulldog Inglés tiene un carácter agradable y, aunque sólo fuera por eso, ya se merece todo el respeto. Se le ha denigrado mucho, casi siempre sin razón, también porque no deja indiferente a nadie.
Orígenes de la raza
Los orígenes del Bulldog Inglés se remontan, como todos los molosos, al Mastín tibetano, que se expandió por el mundo gracias a los navegantes fenicios. En la Gran Bretaña actual, el Mastín tibetano cruzado con perros locales dio origen a un perro que se podría comparar con un Mastín de hoy y que se utilizó para luchar contra los romanos cuando, en el año 55 a.de C., intentaron invadir por primera vez las islas británicas.
El valor, la potencia física y la resistencia al dolor manifestados por estos perros impresionaron tanto a los romanos que se llevaron algunos de ellos a Roma para que combatiesen en la arena contra osos y leones. Incluso, años más tarde, se les lanzó contra los cristianos.
Con la caída del Imperio de los césares, los combates de perros se expandieron por toda Europa. Los canes destinados a este fin eran incitados desde cachorros a morder todo lo que pasaba por delante de ellos; la selección se operaba haciendo reproducirse únicamente a los ejemplares más gordos, más valientes y más agresivos; así se consiguió una verdadera 'máquina de guerra de cuatro patas'.
El bulldog actual
Todo el patrimonio genético acumulado durante siglos corrió el riesgo de perderse para siempre. Por fortuna, también hubo algún aficionado, modesto pero serio, que se ocupó de ellos en los suburbios de Londres, Birmingham, Sheffield y Nottingham.
Pasados los años, un grupo de personas de clase social más elevada y con mayor disponibilidad económica, empezó a interesarse por la raza. Se efectuó una nueva selección operando principalmente sobre el carácter: los sujetos que se lanzaban al ataque sobre todo lo que se movía fueron excluídos en beneficio de los que mostraban un mayor equibrio, más discernimiento e inteligencia.
La primera exposición en la que aceptaron bulldogs fue la de Birmingham, en diciembre de 1860. El primer bulldog que dió prestigio a la raza fue King Dick al resultar vencedor de la Exhibición de Birmingham de 1861. En 1863 fue inscrito el primer cachorro en el Libro de Orígenes, un ejemplar llamado Adán. Un año después, en 1864, se creó el primer club de la raza, y Samuel Wickens estudió y redactó un estándar básico que publicó en 1865 con el seudónimo Philo-Kuon, es decir, 'cinófilo'.
Al cabo de diez años de su creación, aquella primera asociación dejó de existir, pero el 13 de abril ya se constituía el Bulldog Club Incorporated, que todavía hoy tutela la raza. Esta nueva sociedad se encargó de revisar el estándar elaborado por Wickens y de publicarlo confiriéndole carácter oficial. Esta versión del estándar se mantuvo inalterada hasta 1909, año en que sufrió modificaciones, aunque se refirieron más a la redacción que al contenido. El estándar actualmente en vigor se remonta a 1987.
El Bulldog actual es un perro de una estética excepcional y de carácter estable y confiado. Si hicieron falta varios siglos para conseguir una 'bestia salvaje', lo cierto es que unos pocos decenios han bastado para que el bulldog de hoy sea un adorable y dulce compañero.
Estándar
Temperamento: vivaz, valiente, digno de confianza, resuelto, de aspecto terrible, pero con carácter afectuoso.
Características Generales: Aspecto general retacón con una cabeza grande para el tamaño del cuerpo. El tren trasero es alto y bien musculoso. Es un enano patovica. Su andar también es característico, es corto con los miembros anteriores que casi no se despegan del piso; cuando corre es igual a un caballo al galope. Altura: Entre los 31 y 36 cm. dependiendo del sexo.
Peso: Entre 20 y 25 kg. dependiendo si es macho o hembra.
Cabeza: Cráneo ancho, se dice que si se traza una circunferencia que rodee la cabeza la medida resultante debe ser al menos igual a la altura del animal. La piel que la recubre debe ser suave y con pliegues o arrugas. El hocico es corto (achatado) nariz ancha siempre negra y con una ubicación que parecería estar entre los ojos.
Maxilares cuadrados siendo el inferior más grande que el superior llevando el mentón hacia arriba. Ojos muy separados entre si redondos de color oscuro, cuando nos mira de frente no se logra ver el blanco del ojo. Orejas de implantación alta, pequeñas y orientadas, generalmente, hacia atrás lo que nos deja ver parte las arrugas internas.
Cuello: No es largo, da la apariencia, por lo compacto del animal, de ser una prolongación del tronco. Tiene piel gruesa y abundante, arqueado hacia dorsal y muy fuerte. Tronco: Cilíndrico, con un pecho amplio. Grupa levantada. La inserción con los miembros es nítida, estos son cortos y poderosos. Cola de inserción no muy alta corta y con repliegues hacia la punta, el perro no la eleva mas allá del dorso.
Pelaje: Pelo corto y compacto. Los colores deben ser nítidos pueden ser 'uni' o bicolores (blanco con manchas, blanco jaspeado, isabelino subido). No se ven negros tapados ni combinados negro y fuego.
Los cuidados básicos
Es una buena raza para vivir en familia y, como cualquier otra clase de perro, debe recibir una serie de cuidados que no hagan peligrar su salud ni su carácter estable. Una de las cosas que se deben vigilar es su mandíbula, que no debe tener prognatismo muy acentuado (mandíbula inferior sobresaliente), pues esto le puede producir un molesto babear.
La estructura de su nariz es complicada, por lo que puede tener problemas de respiración cuando el calor es sofocante. Otro detalle que hay que considerar es la displasia de cadera, muy frecuente entre esta clase de perros. Lo más recomendable para adquirir un Bulldog es acudir a criadores de esta raza experimentados y que ya están criando ejemplares con dos y tres generaciones nacidas fuera de su país de origen (Inglaterra) y preocupados por el prognatismo excesivo y la displasia de cadera.
El propietario de un Bulldog Inglés deberá procurar que haga ejercicio respetando su ritmo para que se haga musculoso y aumente su capacidad respiratoria. Se ha de evitar que se excite demasiado (a menudo padece estrés) y, sobre todo, no exponerlo al calor, su principal enemigo contra el que está indefenso.
Para saber más sobre el Bulldog Inglés: Entrevistamos a Josep Sala, criador de Bulldog Inglés
Imágenes: Criadero L´Encis Bulldog; Virginia Pulgar; Sxc.hu