Pasado el primer mes de vida y si todo ha ido como tiene que ir, la bola de pelo que hace un par de semanas cabía en la palma de la mano ya sólo será un recuerdo. El tiempo pasa rápido y crece casi sin que uno se de cuenta. A las seis semanas tiene que haber aumentado su peso entre 6 y 10 veces de lo que pesaba al nacer (dependiendo de qué raza sea y cuánto vaya a crecer cuando sea adulto). A continuación te daremos más consejos detallados que te ayudarán con el cuidado de cachorros en su segundo mes de vida.
Destetar al cachorro
En torno a las cuatro semanas de haber nacido, ya encarando su segundo mes, el cachorro será capaz de lamer alimentos humedecidos y de comer alguna papilla. Este es el primer paso crucial para iniciar la fase del destete. Durante las próximas cuatro semanas y de forma gradual hay que ir separándole de la madre.La eliminación de la leche materna en la dieta de cada cachorro debe de hacerse de más a menos, pero nunca debe hacerse con todos los cachorros al mismo tiempo porque si no la que sufre es la madre. Para que no sufra mastitis, lo mejor es ir quitando las crías poco a poco hasta que se acabe toda la leche. De todas formas, seguro que es la propia madre la que va destetándolos porque les van saliendo los dientes y la muerden al mamar la leche.
A partir de que un cachorro ya esté totalmente destetado, entonces será el momento en el que se le pueda separar de la madre sin peligro para su salud. Se supone que desde ese instante su sistema inmunológico ya está preparado y que la leche materna ya le ha provisto todo lo que necesitaba. En caso de que dejáramos que con ocho semanas siguiera sin ser destetado, estaríamos entorpeciendo su crecimiento y desarrollo como adulto. Todo esto es muy importante conocerlos para que los cachorros en su segundo mes de vida puedan mantenerse saludables en todos los aspectos.
Primeros dientes y comida semi sólida
Entre las primeras cuatro y cinco semanas le irán despuntando los primeros dientes de leche, justo cuando hay que iniciar el destete. Una vez lo hayamos completado, es responsabilidad de los dueños seguir alimentandolos adecuadamente. Lo primero que se les proporcionará debe ser pienso blando especial para cachorros (seguro que en vuestra tienda de confianza nos recomiendan cuál es mejor para nuestra raza).Para que les sea más fácil masticar y tragar las bolas de pienso, dado que sus dientes todavía son muy pequeños y son de leche, se les puede dar pienso para cachorros empapado en agua (nunca en leche no materna porque le puede producir diarreas). A medida que pasen los días, los dientes irán saliendo más y serán más fuertes, así que habrá que ir disminuyendo la proporción de agua e ir intensificando la solidez de los alimentos.
Como pequeño truco, si todavía está toda la camada junta, se les puede poner un plato común para que “compitan” comiendo y no les quede más remedio que acostumbrarse a la nueva dieta. Eso sí, siempre hay que vigilar que ninguno se quede sin comer. Lo normal es que las deposiciones sean más bien líquidas, pero si detectamos que alguno lo hace más de lo normal, puede ser que el cambio de alimentación le haya producido diarrea. Si esto ocurre, lo mejor es acudir al veterinario y que nos aconseje qué hacer con su comida.
Adiestramiento
Hasta este momento, la educación se ha centrado básicamente en hacerle entender que tiene un sitio específico para realizar sus deposiciones. Como generalmente las hace justo después de comer, es el dueño el que tiene que tener un rincón cerca con papel de periódico al que llevar al perro para que automáticamente lo haga ahí. Así lo irá cogiendo como algo mecánico y hasta que no esté listo para salir a la calle (a los cuatro meses), habrá aprendido que solo puede hacerlo ahí.De momento esto seguirá siendo un pilar fundamental en su educación para que según vaya creciendo no haga sus necesidades en cualquier sitio. Pero hay que seguir avanzando, y lo siguiente en importancia es enseñarle qué puede morder y qué no. Los dientes que empiezan a salir le aprietan y siente la necesidad natural de aliviarse mordisqueando cosas, por lo que hay que marcar los límites cuanto antes.
Los mordedores de goma y cuerda es con lo que sí puede entretenerse cuando le entren las ganas irremediables de morder todo. Así que si le vemos mordiendo cualquier otra cosa (sillas, mesas, sofás, zapatillas...) le debemos regañar con un fuerte “no” y darle inmediatamente sus juguetes para que los muerda. Aunque las primeras veces cueste, los cachorros aprenden rápido y solo se necesita un poco de paciencia.
Al igual que cuando no hace lo que queremos (sus necesidades en el periódico y morder sólo sus juguetes) le decimos un 'NO' enérgico -pero sin chillar-, cuando haga lo que le estamos procurando enseñar hay que hacérselo saber con caricias y juegos.
Salud y vacunaciones
Mientras están lactando, los cachorros están protegidos por los anticuerpos que la madre les traspasa al mamar. Por eso no es necesario vacunarles si siguen lactando. En torno a la sexta semana de vida ya deben de desligarse de la leche materna, y será entonces cuando empiecen a considerarse las primeras vacunas.La primera que se suele aplicar es la de la parvovirosis (a partir del primer mes y medio), y a continuación se toman las de la enfermedad de Carré o moquillo, la hepatitis, la leptospirosis y la de la tos de la perrera (entre las séptima y novena semana). En cualquier caso, es el veterinario el que ordena el calendario de vacunación de acuerdo a las necesidades de cada zona y cada animal, así que también será el que indique qué vacunas le harán falta en los próximos meses.
Antes de recibir las primeras vacunas hay que cerciorarse de que también está desparasitado, algo de lo que también se encargará el veterinario. Si presentara parasitación, sus defensas estarían bajas y no se formarían la cantidad adecuada de anticuerpos con la aplicación de la vacuna y esta no tendría ningún efecto.
Si viene de fuera
No suele ser habitual adquirir un cachorro con tan sólo un mes de vida. Normalmente se espera a que tenga las primeras vacunas como garantía. Pero si se diera el caso, hay que tener en cuenta algunos aspectos. Sobre todo, hay que cerciorarse de si está desparasitado y de que el veterinario nos confirme que su salud está bien.Hay que considerar que el pequeño cachorro ha vivido muchos cambios en poco tiempo: ha sido destetado, se le ha separado de su madre y de sus hermanos y se le ha cambiado su entorno y donde estaba acostumbrado a vivir. Por tanto es normal que al principio tenga mucho estrés y que pueda incluso tener diarrea como consecuencia.
Los cambios, cuanto más graduales sean en esta etapa, mejor. Sería conveniente informarse de con qué le estaban alimentando para seguir haciéndolo igual y tratar de cambiar lo menos posible sus rutinas. En caso de que quisiéramos cambiarle la comida, se puede ir haciendo mezclando ambos tipos hasta solo quedarnos con uno de ellos.
Recuerda que tu mejor aliado es tu veterinario. Deja que te aconseje y consúltale todas las dudas que tengas.
Fuentes: Friskies / Maigretel / Blogperrosgatos / I-perros