Es probable que te suene el nombre de Stubby, en especial si vives en USA, donde fue muy querido.
Durante la Primera Guerra Mundial, los soldados estaban entrenando en Connecticut cuando un mestizo con algo de Boston Terrier se acercó al campamento, y sin ningún miedo comenzó a jugar, buscar caricias y algo de atención. Los soldados le pusieron nombre y lo mimaron, y cuando los enviaron a Francia, lo metieron en el barco de escondidas para no dejarlo atrás.
Stubby no recibió ningún entrenamiento, pero se comportó como un perfecto perro soldado: se lanzaba contra los enemigos y los agarraba de la ropa para que no oyeran, ladraba advirtiendo de los ataques, y jamás rehuyó una batalla. Aquel valiente perro se quedaba con sus compañeros, y no hay más que hablar.
Obtuvo un uniforme y muchas medallas, incluyendo una cruz de hierro alemana. Pero su carrera no podía durar para siempre: acabó en el hospital en muchas ocasiones, y al final los soldados estaban más preocupados por su bienestar que por sus compañía. Finalmente, Robert Conroy se lo llevó de vuelta.
Stubby paseó con la Legión Americana en muchas ocasiones, y después fue mascota de la universidad en Georgetown. Conoció presidentes, asistió a eventos y sin duda fue un perrito adorado en toda USA el resto de sus días.
Marcos Mendoza
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