La historia de Balto es totalmente cierta, era un perro-lobo, un perro héroe y la historia se desarrolló en el año 1925. En esa época un pueblo aislado, alejado al noroeste de Alaska llamado Nome sufría una epidemia de difteria.
El único médico del lugar se comunicó con el Hospital de Anchorage, ubicado a muchos cientos de kilómetros del lugar, para solicitar dosis de vacunas para inocular a todo el pueblo. Las vacunas se conseguían pero estaba el mayor problema, el transporte. Ese era un tiempo de intensas tormentas de nieve que duraban muchos días, durante ese tiempo ningún trasporte se aventuraba a andar por los caminos y no había modo de hacer llegar esas preciadas vacunas al pueblo de Nome, en el noroeste de Alaska.
Se pensó en todos los medios de transporte, para que llevara las tan necesitadas vacunas para ese pueblo que sufría con esa enfermedad, en aquel momento prácticamente mortal. Pero ningún transporte podía transitar en esas condiciones y fue aquí que surgió el Señor Gunnan Kaasen y su equipo de perros Siberian Huskys, comandados por Balto, el perro guía más experimentado.
Estatua de Balto en Central Park.
En medio de una gran tormenta de nieve y por más de 1000 km, y sólo guiados por el instinto de Balto, las vacunas llegaron a tiempo para poder frenar la epidemia de difteria del pueblo de Nome.
En 1927 Balto y el resto de los perros Siberian Huskys fueron vendidos al zoológico de Cheveland.
A la muerte de Balto en 1933, fue embalsamado y está expuesto en el Museo de Historia Natural de Cheveland, también tiene su estatua en Nome y en el Central Park de Nueva York, bajo ella se encuentra la inscripción "Resistencia-Fidelidad-Inteligencia".
Balto inspiró una película de dibujos animados que fue un éxito mundial.