Existe una clara evidencia de que las terapias asistidas con animales ofrecen un significativo beneficio, mientras que el daño que pueden causar es mínimo. Estudios previos llevados a cabo por Stryler-Gordon, Beall y Anderson, realizados en 284 residencias en Minnesota, demuestran que ninguna de ellas informó de alergias o infecciones causadas por los animales, y observaron que había menos riesgo de infección o accidentes que con huma
nos. Tan sólo el 6,3% de las residencias informó de 19 accidentes, de los cuales sólo dos eran serios. Así se concluye que, por cada 1.000 accidentes, tan sólo el 0,45% esta relacionado con los animales.
Desde el punto de vista sanitario, los animales son importantes transmisores de enfermedades y pueden suponer una fuente de contagio durante la terapia.
Por ello, ésta se realiza con ejemplares perfectamente sanos y con los cuidados pertinentes. Finalizada una de las experiencias de terapia asistida con animales con ancianos, realizada por Terapianimal.com, los resultados del proyecto han sido prometedores. Vamos a ver cómo y de qué forma se ha producido una enriquecedora simbiosis.
Inicio de la terapia
Los seis meses de terapia han dado ya sus frutos, y podemos afirmar que la asistencia de estos increíbles animales en las sesiones de terapia aporta un importante beneficio. El programa comenzó con una minuciosa evaluación de los ancianos, de forma que se pudiera conocer el estado de los mismos de una manera integral, incluyendo sus estados físico, psicológico, psico-social, emocional y espiritual, así como su potencial y sus li mitaciones e intereses.
Esto permitió observar una gran variedad de patologías y problemáticas, aunque se encontró un punto en co
mún en todos ellos: el estado de ánimo. Las ganas de vivir y disfrutar, el entusiasmo, la alegría, etc. estaban ausentes en la mayoría de ellos, a pesar de afirmar su bienestar físico en la residencia y la calidad en los cuidados y ofertas de la misma. La metodología para desarrollar la terapia asistida con animales fue compleja, contando con un minucioso estudio de las necesidades y los intereses de los ancianos, y las actividades a realizar en conjunto con los animales.
También se ha realizado un análisis de los beneficios que cada una de estas actividades aporta a todos ellos, tanto a nivel individual como grupal. Las sesiones de terapia se estructuraron en tres bloques: en un principio, estuvieron enfocadas, por un lado, a mejorar el estado anímico y la motivación de los participantes y, por otro, a la constitución de un grupo con las características necesarias para lograr nuestros objetivos, en el que un determinado ambiente y un significativo vínculo con los animales permitiera aprovechar al máximo nuestros recursos.
Avances con los ancianos
Una vez conseguido, se incrementó la dificultad de las actividades y las exigencias a otros niveles, y se aumentó el número de sesiones semanales, para obtener una progresión más eficaz en los resultados. Respecto a las sesiones de terapia asistida con perros, decir que fueron cuidadosamente elaboradas, adoptando diversas actividades de la terapia ocupacional y la psicología como herramientas de trabajo, para incluir a los animales y la interacción de los mismos con los ancianos. Asimismo, fueron estructuradas de forma que resultaran lo más productivas y variadas posible.
Al inicio de la terapia, las sesiones fueron menos complejas; la primera sirvió para buscar un contacto inicial y una importante motivación para los ancianos, realizándose una increíble muestra de habilidades para las que han sido entrenados los animales. Pero, en sucesivas intervenciones, la estructura de las sesiones se modificó, para acabar llevando a cabo varias actividades de diferente índole cada una.
Primeros síntomas de mejora
En cuanto a los resultados, cabe destacar tanto la mejoría de los ancianos a todos los niveles -principalmente en aspectos neurocognitivos, emocionales y sociales-, como su sorprendente interés por la terapia. Éste se vio manifestado en la constancia de su participación, así como en sus declaraciones en las últimas evaluaciones y entrevistas realizadas.
Desde el punto de vista terapéutico, sorprendió el componente motivacional, fundamental para lograr que la terapia sea efectiva a nivel grupal y en periodos de intervención breves. Esto se debió únicamente a los animales del grupo: los perros. Como ejemplo, mencionar las aportaciones espontáneas y voluntarias de los ancianos, con la expresión de sus sentimientos y emociones a través de poesías o canciones escritas por uno de los participantes en relación a los animales, y los innumerables comentarios siempre a favor de éstos animales, tanto dentro como fuera de las sesiones.
La conclusión es que la colaboración de estos animales con el hombre ha sido notable a lo largo de la historia, y en nuestros días, donde el cuidado y la atención de nuestros mayores adquieren un importante peso en nuestra labor social, el perro cobra de nuevo protagonismo por sus sorprendentes aportaciones.
Lamentablemente, todavía en nuestra sociedad hay quien intenta negar la evidencia e impedir que estos maravillosos animales puedan llevar cariño, alegría y otros muchos regalos a tantas personas que, en silencio, reclaman su compañía.