Tener una mascota no es una tarea fácil, requiere de numerosos cuidados y una gran responsabilidad. Antes de comprar una mascota o adoptarla, debes escoger el animal adecuado para ti y para tu familia. Se recomienda que:
- Las familias con niños menores de 5 años no tengan reptiles (por ejemplo las tortugas) ni anfibios como las ranas.
- Las mujeres embarazadas deben evitar el contacto con los roedores domésticos para prevenir el virus de la coriomeningitis linfocítica. También deben evitar limpiar las cajas de arena de los gatos ya que podrían infectarse de toxoplasmosis.
- Las personas inmunodeprimidas y las infectadas del VIH o sida, deben tener mayores precauciones al escoger sus mascotas y manipularlas.
Es mejor primero informarse de antemano sobre las necesidades específicas del animal como ¿cuánto ejercicio necesita la mascota?, ¿cuánto va a crecer?, ¿es agresivo?, ¿qué come? ¿cuánto costará su atención veterinaria?, etc.
Es aconsejable lavarse las manos después de tocar a tu mascota con agua y jabón y sobre todo antes de cocinar, servir o comer alimentos o incluso beber. Además, los adultos deben ayudar a los niños pequeños a lavarse las manos.
Los perros, los gatos, reptiles, roedores y pájaros tienen microbios que se pueden transmitir a los seres humanos, por eso es mejor lavarse las manos cuando salgas de las áreas donde viven estos animales aunque no hayas tocado ninguno (gallineros, establos, caballerizas, etc.).
También es recomendable lavarse las manos después de haber tocado los alimentos de mascotas, ya que pueden estar contaminados con bacterias u otros microbios.
Es muy importante que tu mascota se mantenga sana para garantizar su bienestar y calidad de vida; es importante darle una atención veterinaria periódica durante toda su vida para que tanto ella como tú y tu familia os mantengáis sanos.
Estar al día con las vacunas de tu mascota, con el control de parásitos, pulgas y garrapatas, proporcionarle alimentos saludables, agua fresca, sitio limpio donde dormir y ejercicio es muy importante para tu mascota. Tu mascota puede tener garrapatas que pueden transmitir enfermedades graves a las personas como la enfermedad de Lyme y la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas.
Asegúrate de retirar las heces de tu perro del jardín o de sitios públicos usando una bolsa y deséchalas en lugares apropiados. Las heces contienen muchos tipos de bacterias y algunas pueden ser nocivas para las personas. Los niños pequeños deben estar alejados de las áreas que puedan contener heces de perros o gatos para prevenir la transmisión de gusanos intestinales y anquilostomas. Diferencia las cajas de arena de juegos de los niños con las de los gatos para que éstos últimos no se confundan.
La rabia puede ser letal para tu perro o gato e incluso para ti. Acude a un veterinario autorizado para que le ponga la vacuna contra la rabia a tu mascota y especialmente si es un perro, gato o cualquier mamífero. Tu veterinario te aconsejará si tu mascota necesita la vacuna contra la rabia y, si es así, ponle a tu mascota una medalla que indique su historia de vacunación, nombre, información de contacto, etc.
Aunque los animales silvestres sean preciosos y tiernos, no alimentes como los mapaches, perros de las praderas o algunos roedores salvajes que se acercan a tu casa. Es muy fácil que encuentres un animal pequeño que creas que esté abandonado y lo quieras ayudar, pero habitualmente, sus padres están cerca y pueden ser portadores de microbios, virus y parásitos.
Los niños menores de 5 años deben ser supervisados cuando interactúan con los animales. Y desde pequeños es mejor enseñarles a lavarse las manos después de jugar con animales, tocar algún objetos que pertenezca al ambiente del animal, etc, e incluso a cuidarles de forma adecuada. Hay que tener cuidado cuando los niños visitan las granjas y tienen contacto directo con los animales que viven allí, inclusive los que están permitidos tocar y los animales que se exhiben en las ferias.