Un estudio realizado en Estados Unidos ha revelado que el 75% de los niños, con edades comprendidas entre los 10 y 14 años, acude a sus animales de compañía cuando se sienten preocupados o ante situaciones difíciles. Estos datos nos dejan ver la relación y el vínculo tan especial que se crea entre las mascotas y niños.
Según la psicóloga Raquel Sanchez tener mascotas y niños, hace que el crecimiento de los niños los ayude a ser más responsables, aprenden a respetar a la naturaleza y crecen desarrollando un carácter más abierto y sociable, lo que le ayudará en el resto de sus relaciones afectivas.
Aprendiendo a entenderse
El primer paso es enseñar a ambos como deben tratarse y jugar para no hacerse daño. Para ello es muy importante que los primeros contactos entre el niño y el animal estén supervisados por un adulto que oriente al niño sobre como tratar a su mascota. Por ejemplo, es muy frecuente que los más pequeños cojan al gato de forma inadecuada, tiren del perro del perro o aplasten al hámster.
Del mismo modo y sobre todo en el caso de los perros, deberemos enseñar a éste que el niño está siempre por encima de él en la jerarquía familiar. Para ello podemos seguir unas pautas simples como saludar primero al bebe cuando lleguemos a casa, darle de comer antes o hacer que siempre reciba las atenciones el primero. Por supuesto, esto nunca significa que debamos ignorar a nuestra mascota.
Bienestar y responsabilidad
Para Raquel Sanchez, "los niños que comparten su vida con un animal crecen más felices y sociables a la vez que se potencia su autoestima". Además los niños obtienen bienestar físico, puesto que está comprobado que acariciar a un animal hace que nuestro cuerpo segregue endorfinas, reduciendo así, el estrés y la ansiedad.
Otro de los valores muy importantes que transmiten los animales a los niños es la empatía. Raquel Sanchez afirma que "cuidar a una mascota les enseña a ser más compasivos y entender mejor el sufrimiento o los problemas de los demás". También les enseña a afrontar y entender los procesos vitales del ser humano como el nacimiento, crecimiento, reproducción y muerte.
Una tarea para cada edad
Una de las grandes ventajas es que los niños que tienen animales suelen ser más responsables que el resto. En un primer momento, cuando el niño tenga entre tres y cuatro años, se le pueden dar pequeñas tareas en relación con la mascota como jugar con ella a una determinada hora. Por supuesto, a esta edad es fundamental la supervisión, puesto que el niño aún no controla sus impulsos agresivos.A partir de los diez años puede ser la edad perfecta para empezar a darle más responsabilidad como darle de comer, llenarle el cuenco del agua o sacarle a pasear. A la hora de repartir responsabilidades, un factor clave es el tipo de mascota que hayamos adquirido, puesto que no es lo mismo cuidar un perro que un canario. A este respecto, Raquel Sanchez comenta "que el animal debe depender de la responsabilidad que estén dispuestos a asumir los padres, nunca el niño".
Las terapias asistidas con niños
Las terapias asistidas con niños con problemas para relacionarse con su entorno que han demostrado ser muy eficaces, puesto que los animales son capaces de despertar en ellos sentimientos como la alegría, compasión y cariño. Este es el caso de las terapias con niños autistas donde se utilizan perros, delfines y caballos.
Un ejemplo de este trabajo lo encontramos en Lleida, donde un grupo de psicólogos y terapeutas trabajan con una Golden Retriever y niños autistas. La terapia consiste en sesiones cortas de juegos donde se ha conseguido que muestren reacciones de cariño hacia el animal, e incluso sonrían cuando le ven entrar o comiencen a jugar de forma espontánea.
¿Existe la mascota ideal?
Para Claudio Gerzovich, especialista en comportamiento animal, nunca debemos catalogar a una raza de perro o de gato como recomendada para niños, puesto que cada perro es un mundo y su educación estará condicionada por factores externos más que por genéticos. El etólogo afirma que "lo importante es la elección del cachorro y la educación y estimulación que le proporcionemos".
En definitiva, un niño puede encontrar en su mascota al compañero ideal de juegos y un apoyo incondicional. Del mismo modo, a través del animal el niño tendrá una mejor sociabilización, expresará de un modo adecuado sus emociones y aprenderá valores tan importantes como la responsabilidad, el cariño y la empatía.
Fuentes de información: Raquel Sanchez Martín, psicóloga, Fundación Affinity y Claudio Gerzovich, etólogo.