¿Tu perro no para de moverse?, ¿siempre tiene ganas de jugar y correr?, ¿tiene el sueño ligero?... Si tienes sospechas sobre si tu perro puede ser hiperactivo, aquí te dejamos algunos signos y pistas para que salgas de dudas.
El momento del análisis
Lo primero que debéis tener en cuenta es que para saber si vuestro perro es hiperactivo hace falta que pase la etapa de cachorro. Cuando nuestros peludos son pequeños tienen muchas ganas de jugar, morderlo todo y corretear. Por eso, no podemos saber si será o no hiperactivo.
El momento clave para analizarlo es cuando se hace mayor. Este constante ritmo debe ir disminuyendo con el paso de los meses, ya que si no es así, entonces si estaremos ante un caso de perro hiperactivo.
Causas y síntomas
Una vez diagnosticada la hiperactividad, hay que encontrar el por qué se ha dado en nuestro perro. La hiperactividad puede ser debida a muchas causas: ansiedad, aburrimiento, exaltación, falta de atención, etc. Es muy importante saber si el problema viene por una enfermedad o no. También hay que tener en cuenta que algunas razas de perros son más propensas a moverse y jugar que otras, como por ejemplo los perros de caza.
Si descartamos que las casusas sean una enfermedad o la edad y características del perro, entonces tenemos un perro hiperactivo, algo que puede llegar a ser bastante grave si no se controla.
Estos perritos estarán descontrolados en casa, cuando le saquemos a pasear el contacto con otros perros será peligroso, le costará aprender, no controlará su esfínter…Lo más común en un perro hiperactivo es que ladre mucho, se coma todo, no se concentre, duerma mal e incluso llegue a morder.
Cómo comportarse
Una vez que el diagnóstico de la enfermedad es positivo, hay que saber cómo comportarse ante el problema. Lo ideal es que un veterinario diagnostique la enfermedad y te aconseje sobre el tratamiento. A veces, algunos especialistas optan por medicamentos y otras por educarles con programas de psicoterapia.
Lo que queda claro es que cuando nuestro perro esté en estado de hiperactividad y con comportamientos inadecuados debemos ignorarle y apartarnos. Nunca hay que castigarle ni gritarle, pero tampoco satisfacer sus demandas.
Lo que se debe hacer es recompensarle en los momentos en los que esté tranquilo, así aprenderá que ese es el buen comportamiento. La recompensa puede ser una chuchería o algún alimento que le guste mucho. A veces, al alagarlo y acariciarlo por la buena conducta se vuelve a poner nervioso, así que lo mejor es recompensarle con alimentos.
Darle la posibilidad de realizar el ejercicio diario que necesita también será fundamental para agotar su energía y que este más cansado. Realizar ejercicio en espacios amplios puede liberar su energía.
Así que ya sabéis, si veis algunos de estos síntomas en vuestro perro, os aconsejamos acudir al veterinario para poner en marcha el tratamiento más adecuado. Educarle a tiempo puede evitar futuros problemas. La paciencia y la perseverancia serán claves en el proceso. ¡Mucho ánimo!