El parvovirus en perros, también conocido como “parvo” de una forma más abreviada, es una de las enfermedades más temidas en el mundo canino, ya que cuenta aún hoy en día con elevadas tasas de mortalidad debido a la complejidad y a la severidad de sus síntomas y posibles avances de la patología.
En este post, nos centramos en uno de los problemas de salud más importantes y temidos por los dueños de mascotas caninas, que pueden comprometer seriamente su integridad y, en los peores casos, su vida cuando hay métodos de prevención muy precisos y seguros para evitar disgustos.
Parvovirus en perros: qué es
Si te preguntas qué es el parvovirus en perros, debes tener en cuenta que se trata de un virus que no sólo afecta a los canes, sino que también existe la parvo de gatos, con características muy similares pero con ciertos aspectos diferenciadores.
En las siguientes líneas nos ocuparemos del parvovirus canino o parvovirosis de perros, que son otros términos con los que se denomina a esta patología.
El parvovirus en perros afecta especialmente a los cachorros de perro a partir de su primer mes de vida, aunque los animales adultos, sobre todo los inmunodeprimidos o aquellos que no hayan sido vacunados contra la enfermedad, también pueden sufrirla.
Una de las peculiaridades de este problema de salud es que afecta en mayor medida a ciertas razas, como es el caso del Rottweiler, que tiene mayores dificultades para generar anticuerpos.
Prevención
El principal medio de prevención del parvovirus en perros es la vacunación en las primeras semanas de vida del animal, siendo el veterinario el encargado de determinar el mejor momento para administrarla.
Además, sirven otras cuestiones, como evitar la exposición de los cachorros a las heces de otros perros, evitar que salgan a la calle hasta que completen la pauta de vacunación o separarlos en el caso de que haya un animal afectado cerca.
Formas de transmisión
Una de las claves en este sentido es entender la forma con la que se puede contagiar esta patología de un perro enfermo a otro.
Las tres vías de infección más comunes son las siguientes:
Contacto oral/nasal directo entre el perro afectado y el sano.
Mediante las heces de los perros enfermos.
Por vía intrauterina, de una madre infectada con este virus a sus cachorros durante la gestación.
Aunque con menos frecuencia, el virus también puede estar presente en objetos y superficies sobre los que se hayan depositado las heces infectadas; además, otras especies, como insectos o roedores, pueden actuar como vectores para la transmisión de parvovirus en perros.
Así, el parvovirus canino se considera como una enfermedad altamente contagiosa, con un plazo de incubación muy breve (de entre 5 y 10 días).
En ese período, el virus se empeña en tomar contacto con aquellos órganos en los que se da un recambio intenso de células, como son los casos del sistema digestivo, el cardiovascular, el respiratorio o la médula ósea; a causa de esta actividad en el interior del organismo del animal, entre los síntomas más habituales que podemos observar son enteritis, diarrea o miocarditis, la cual, en muchos casos, es fulminante.
Lo más peligroso es que el virus avance a otros órganos además de los mencionados, ya que, en este escenario, la muerte del perro sería bastante probable.
Los síntomas del parvovirus en perros
Si te preguntas cuáles son los síntomas del parvovirus en perros, a continuación exponemos aquellas señales más comunes que dan a pensar que el perro puede estar sufriendo los estragos de este problema:
Diarrea, la cual suele estar acompañada de sangre causada por alguna hemorragia.
Vómitos.
Fiebre.
Apatía y falta de apetito.
Letargo y decaimiento.
Depresión.
Pérdida de peso repentino.
Dolor cuando se palpa el abdomen.
Deshidratación en los casos más severos.
Como puedes observar, los tejidos linfáticos y el sistema intestinal son los dos grandes denominadores comunes de estos puntos.
En cambio, conviene dejar claro que un perro puede sufrir este virus sin sufrir ninguno de estos síntomas, sobre todo los perros adultos, que son más robustos y tienen el sistema inmunitario más desarrollado para resistir a los ataques de la enfermedad.
Lo que suele suceder es que el virus lesione las células del epitelio intestinal, lo que se traduce en un paso de las bacterias de la flora intestinal al torrente sanguíneo. En este escenario, el perro sufre una infección bacteriana generalizada y, en última instancia, un shock séptico o endotóxico y una coagulación intravascular diseminada (CID).
Criterios de gravedad de la parvo
También podemos abarcar los distintos criterios de gravedad de los síntomas de parvo en los animales.
Para valorar el alcance del cuadro clínico de un animal con este problema, se debe atender a su estado inmune, su edad, la raza, el número de vacunas administradas a modo de prevención o la cantidad de virus a la que el perro se haya expuesto en el momento del contagio.
Diagnóstico
El diagnóstico del parvovirus en perros se confirma a través de una analítica de sangre a cargo de un especialista veterinario, sobre todo si se atiende a la rebaja del número de leucocitos o linfocitos presentes en sangre, aunque es muy común y rápido recurrir a un test de antígenos de las heces del perro.
Uno de los riesgos de utilizar esta segunda prueba es que puede determinar falsos negativos hasta pasados 4 días desde la infección porque en ese plazo no se excreta el virus, siendo entre el octavo y el décimo día cuando se obtienen los resultados más precisos. Por ello, se suele acudir a un test PCR para confirmar el resultado.
Tratamiento
El cuadro del parvovirus se aborda según la gravedad de cada ocasión, con terapia antibiótica y monitorización sanguínea que ayuda al especialista a verificar el avance en la recuperación del animal.
Conviene recordar también que el parvovirus canino no se transmite al ser humano, por lo que no supone un peligro para la salud de los dueños de mascotas.
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