Nos desvivimos por ellos. Llegamos a casa, tras un largo y ajetreado día, en busca de afecto por parte de nuestra adorable -a primera vista- mascota, pero la realidad nos da de bruces en la cara: más que encontrarnos con un animalito cariñoso, podría llegar a parecer un diminuto discípulo de satán dispuesto a hacer lo que sea para que nos sintamos abandonados. Cambian los roles, pasan a ser los dueños. Fijamos los ojos en los suyos sin hallar el más mínimo atisbo de piedad, pero más que demandar atención, parecen exigir pleitesía.
Entonces, ¿nos quieren, o no nos quieren? La dicotomía ha alcanzado los oídos de sabios científicos, dispuestos a trasladar un debate coloquial al escenario académico con tal de solventar la duda. En base a las conclusiones, cabe decir que podremos dormir tranquilos... es probable que nuestro gato no nos quiera asesinar, pero una de las publicaciones afirma que serían capaces de conspirar contra nosotros, entre otras razones, porque:
Presentan rasgos impulsivos, dominantes y neuróticos
Así lo demuestra una investigación realizada por la Universidad de Edimburgo. Declaran que la dominación se presenta, sobre todo, cuando toman actitudes intimidatorias o agresivas; la impulsividad, por su parte, adquiere protagonismo a la hora de jugar; mientras que la personalidad neurótica está vinculada a los niveles de ansiedad, inseguridad, miedo…Es una especie solitaria
Nada que no supiéramos antes. Nos volcamos por completo en esos pequeños felinos y no sólo parecen ignorarnos, sino que además nos da la sensación de que nos desprecian. Existen diversidad de opiniones entre los expertos, pero muchos afirman que el gato doméstico aun conserva características de sus ancestros salvajes y es difícil de amaestrar.A tu gato no le caes bien
Amantes y detractores. La obstinación que tenemos por tratar de descubrir la verdadera identidad de los gatos ha trasladado nuestro desazón al ámbito universitario. La universidad de Tokyo viene a esclarecer el asunto; podemos considerarlos nuestros amigos, pero no muestran interés en nosotros. Esta más que claro. La única razón por la que mantienen una relación estrecha con nosotros parece ser la comida.
Eres su presa, no su dueño
Encierran un instinto asesino arduo de mesurar. A veces se nos olvida que es un depredador con características similares a los leones o leopardos. Su naturaleza salvaje contribuye a que nos vean como un blanco objeto de caza.¿Resultado? Los amamos con locura, y todo apunta a que siempre será así. Por muchos informes publicados, opiniones científicas o, incluso, si el estudio de los gatos domésticos llegara a consolidarse como una disciplina, continuaremos recibiéndolos con escepticismo bajo el pretexto de la esperanza. Esperanza en que esa arrogancia y abulia solo sea un mecanismo de defensa para que no descubramos todo el amor que, en realidad, nos profesan.
¿Vosotros, qué opináis?